Del 5 al 10% de los varones mayores de 65 años son portadores de una dilatación aneurismática de la aorta, una patología la mayoría de veces asintomática, que puede ser potencialmente mortal. Una masa pulsátil detectada durante una rutinaria palpación del abdomen, una sensación de latido por el paciente, o el hallazgo fortuito durante una exploración radiológica por otra causa nos puede hacer sopechar de la posibilidad de una aorta dilatada.

El diagnóstico precoz, seguimiento, y en caso necesario tratamiento quirúrgico o endovascular de dicha patología supone un cambio espectacular en el pronóstico de estos pacientes, que con demasiada frecuencia acaba con el diagnóstico de ruptura aneurismática efectuado en los Servicios de Urgencias.