En el periodo de lactante y hasta los 2-3 años es preciso descartar:

  • Cólicos
  • Otitis media
  • Reflujo gastro-esofágico
  • Fiebre de diversa etiología
  • Enfermedades exantemáticas de la infancia.
  • Crisis epilépticas.
  • Problemas respiratorios: Asma, bronquitis, oclusión nasal, sinusitis, neumonía • Infecciones víricas agudas
  • Problemas dermatológicos: Eczemas, psoriasis, excesiva exposición solar, quemaduras
  • Dolor de diferentes etiologías
  • Dispepsia, aerofagia, estreñimiento y diarreas.
  • Factores ambientales: ruido, luz excesiva, y sobretodo excesivo calor. El frío intenso también puede alterar el sueño del niño, pero este fenómeno es mucho menos prevalente.
  • Alteraciones del neurodesarrollo: Autismo, Retardo mental, síndromes malformativos, Síndrome de Asperger, etc.

A partir de los 2-3 años es preciso descartar:

  • Ronquido, hipoapneas y apneas
  • Síndrome de Piernas inquietas
  • Cefaleas
  • Pesadillas, terrores nocturnos, sonambulismo
  • Estimulantes: Nicotina (por inhalación de tabaco)
  • Excesiva ingesta de alimentos con alto índice glicémico asociado al consumo de alimentos con alto contenido de azúcares.
  • Efectos secundarios de algunos fármacos (teofilinas, estimulantes –metilfenidato y otros estimulantes indicados en el TDHA-, antidepresivos, corticoides y anticonvulsivantes)
  • Problemas psicológicos; Traumas emocionales por: proceso de divorcio de los padres, abuso sexual, estrés, (cambios en la escuela o de domicilio, nuevo trabajo de los padres, menos tiempo en casa de los padres, problemas financieros en la familia. Presencia de un nuevo hermano o nuevo miembro en la unidad familiar –abuelos-). Acoso escolar, muerte de un familiar.
  • • Problemas psiquiátricos depresiones, ansiedad, etc.