Durante la infancia, se desarrolla nuestra visión y las estructuras que permiten su correcto funcionamiento e integración de la información visual en el cerebro.

Las alteraciones oculares y refractivas en la infancia pueden ser visibles en algunos casos, como las queratitis y otras causas de enrojecimiento ocular.

En otras situaciones pueden los problemas pueden pasar desapercibidos, como son los defectos de refracción y falta de agudeza u otras capacidades visuales, ya que dependen de la capacidad del niño de referir esta dificultad. Por ello es importante, anticiparse a estas situaciones y detectar de manera precoz los problemas refractivos (miopías, hipermetropías, astigmatismos) que puedan tener un niño, así como las alteraciones del correcto desarrollo de la agudeza visual que puedan existir para prevenir o tratar condiciones como el estrabismo (cruce de mirada) o la ambliopía (ojo vago).

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