Estas glándulas, sobre todo la parótida, son frecuente asiento de patología, especialmente tumoral, aunque también inflamatoria. Los síntomas más frecuentes referidos a las glándulas salivales son tumefacción o crecimiento, dolor o xerostomía (boca seca). Una historia clínica cuidadosa nos orientará el diagnóstico. Las pruebas complementarias más utilizadas son la radiología (TAC y ecografía), las técnicas con isótopos radiactivos y la punción-aspiración con aguja fina (PAAF).