Quirónsalud
Blog de Salud y bienestar mental del Hospital Quirónsalud Digital
Son muchos los factores que hacen del último periodo del año un tiempo especialmente propenso a la aparición del estrés en nuestras vidas. En este post repasamos los aspectos más importantes que tener en cuenta para comprenderlo y minimizarlo.
Algunas de las situaciones que pueden generar estrés o acentuarlo cuando ya se sufre previamente, son:
- Viajes y estancias que ponen a prueba nuestras habilidades para afrontar imprevistos y dificultades.
- Compras de última hora.
- Relaciones interpersonales frecuentes (familiares, laborales y sociales).
- Coste emocional de la ausencia de personas queridas.
- El inevitable y, muchas veces, temido balance de fin de año.
Si somos algo más que un conjunto de impulsos neuronales parece importante dedicar tiempo, no solo al descanso físico, sino también a otros valores.
Independientemente de las creencias religiosas que puedan dotar de mayor o menor sentido a las celebraciones de Navidad y fin de año, desde la psicología se nos propone el autocuidado, especialmente en lo referente a nuestra salud emocional y mental. En suma, si no alcanzamos la calma y la confianza necesarias, tampoco podremos ofrecer valores y amor a los demás.
Practicar deporte, relajación o meditación son herramientas que nos ofrecerán la posibilidad de descubrir lo verdaderamente importante.
La necesidad de hacer regalos cada vez mejores, más originales o costosos puede introducirnos en una espiral de insatisfacción permanente generada no pocas veces por un consumismo exacerbado.
Una propuesta para esta Navidad es regalar tiempo a los nuestros y compartir actividades en forma de regalos inmateriales: asistir a un musical, un concierto, un museo o un restaurante especial pueden ser buenas propuestas. Pero también cosas sencillas como juegos de mesa, hacer una receta juntos o contemplar un bello paisaje se convertirán en el mejor regalo para los nuestros.
En estos días, tendrás que adaptarte a situaciones nuevas con viajes y estancias en lugares que pondrán a prueba tu tolerancia a la frustración. Una de las fuentes de estrés más comunes es soportar la incomodidad de llegar tarde a diferentes eventos y puede ser útil adelantar la salida 15 o 30 minutos.
Sin plantearnos grandes metas, nuestra recomendación con niños y adolescentes es, en general, "más hacer y menos hablar". Es importante advertir que no hay niños que se porten mal sino niños que se aburren. De igual modo, no hay adolescentes a quienes les guste discutir, sino jóvenes que necesitan oponerse a los padres para transitar desde la niñez hasta la edad adulta.
¿Y qué hacer cuando se nos presentan celebraciones con personas adultas que "no hemos elegido" tales como cuñados o suegros? En estos casos, las habilidades sociales como la escucha activa, saber hacer alabanzas o utilizar el lenguaje no verbal como la sonrisa, ayudarán a crear un ambiente favorable.
Pero, si nos sentimos con fuerzas, es tiempo de sorprender, de practicar el agradecimiento y el perdón. Muchas veces no son necesarias las palabras: una mirada de comprensión, un pequeño detalle o un servicio derriban muros que parecían infranqueables.
5- Valorar la presencia dentro de ti del ser querido que nos dejó
En general es recomendable hablar de ello. Si su partida es reciente, te recomendamos planificar muy bien esa celebración que, quizá, incluya un recuerdo especial para ese ser querido. Visualizar cómo será puede rebajar sensiblemente el coste emocional de su ausencia.
6. El móvil, ese amante prohibido...
El móvil es ya un elemento esencial en nuestras vidas. Pero ello no significa que pueda sustituir a los vínculos personales, ya que las relaciones virtuales carecen de la riqueza del trato presencial. No se trata de eliminarlo, pero sí saber cuándo su desactivación facilitará estar pendiente solo y únicamente de lo importante: la persona que tenemos frente a nosotros.
7.El temido balance de fin de año
Una mirada atrás, hacia el año que ha transcurrido puede ofrecernos cierta sensación de fracaso, de no haber cumplido nuestros propósitos. Sin embargo, plantearlos ya fue algo positivo pues significa que tenemos una buena proyección vital y deseos de mejora.
Para concluir, te sugerimos rebajar un poco tus expectativas si no cumpliste tus objetivos y tal vez así puedas felicitarte por ello y aumentar tu sensación de logro en el año que comienza.
Si, a pesar de tener todos estos consejos en cuenta, no logras controlarlo, confía en un profesional especialista en el tratamiento del estrés para que te ayude a sobrellevarlo.
Mónica Sagardoy Fidalgo, Psicóloga Sanitaria Hospital Quirónsalud Digital
También conocida como trastorno del juego en línea, se refiere a un patrón de comportamiento compulsivo y problemático en el que una persona pierde el control sobre el tiempo dedicado a esta afición. La adicción a los videojuegos es un problema creciente en la sociedad moderna que afecta a personas de todas las edades. Se trata de una adicción comportamental, similar al juego patológico, ya que no existe un abuso de sustancias, pero aun así puede llegar a tener un gran impacto clínico, afectando a la salud mental y física, así como a las relaciones personales.
Según el manual diagnóstico DSM-5, los síntomas principales son similares a los de la adicción al juego online. Entre ellos destacan los siguientes:
La adicción a los videojuegos es especialmente frecuente en la infancia y la adolescencia, y puede mostrar los siguientes síntomas:
Los terapeutas suelen basar el tratamiento para la adicción a los videojuegos en las siguientes fases:
Francisco Gerecitano, psicólogo general sanitario del hospital Quirónsalud Digital
Un complejo podría definirse como un conjunto de creencias o ideas sobre una imperfección física o psicológica. Dicha imperfección puede ser real o percibida y posee una connotación emocional importante puesto que le atribuimos un valor desproporcionado. Los complejos son inconscientes para la persona que los sufre pues surgen en etapas tempranas del desarrollo como un mecanismo compensatorio ante carencias y desequilibrios afectivos.
Cuando decimos que una persona está acomplejada debemos entender que se percibe a sí misma de acuerdo a aquel conjunto de creencias que solo ella posee y que configuran su regla de medida a la hora de autovalorarse.
La primera clave consiste en entender que el complejo permanece en el inconsciente y, por tanto, no hay responsabilidad por el hecho de poseerlo. A menudo, poder identificar su origen y las connotaciones emocionales por las que se fijó como una creencia incuestionable supone ya un gran paso adelante.
Por otra parte, todo complejo comporta una realidad: la comparación. Cuando es frecuente, llegamos a situar nuestra fuente de autovaloración en los demás. Ello supone un desconocimiento de las propias cualidades y fortalezas, y de ahí la importancia de fomentar una sana autoestima.
Existen diferentes tipos de complejos, originados por motivos muy diversos, por lo que cada uno se debe afrontar desde un prisma diferente. A continuación, profundizaremos en las claves para superar algunos de los más habituales.
Dado que la autoestima se consolida por autoexpresión a través de la acción, es importante proponerse metas asequibles, que se puedan cumplir fácilmente. De esta forma, aumentará la sensación de logro.
- Focalizarse en los objetivos y evitar la procrastinación de tareas difíciles.
- Rodearse de personas que te aprecian y valoran.
- Superar el miedo a equivocarse: conviene establecer un plazo razonable para tomar una decisión y, una vez cumplido, optar por una de las alternativas. Después, aceptar que el temor y la incertidumbre son parte de la vida.
- Mantener un autodiálogo positivo.
- Atreverse a opinar lo contrario, con calma y claridad.
- Luchar cada día para hacer mejor lo que ya se hace bien, pues los defectos no desaparecerán por completo aun cuando se inviertan todas las energías en eliminarlos.
Existen numerosos complejos psicológicos, como el de Peter Pan (no querer o no poder madurar) el de superioridad, el de culpabilidad, etcétera. La mejor forma de superarlos es:
- Para tratar de identificarlo, se deben apuntar cada día los momentos en que este complejo se activa para, posteriormente, reflexionar si se tiene responsabilidad sobre lo ocurrido. Por ejemplo: "Hoy me he sentido culpable por llegar cinco minutos tarde a una reunión tras averiarse el autobús".
- Hecha la reflexión, examinar las consecuencias. Así, por ejemplo, no hay por qué dar siempre explicaciones sobre el retraso o correr hasta el lugar de la reunión.
- Atreverse a desafiar al complejo comportándose como si éste no existiera. En el caso anterior supondría no dar explicaciones y caminar con normalidad hasta el destino.
- Verificar que no se ha recibido una censura por ello.
Algunos complejos, como creer que se es gordo, feo o que se tiene la nariz demasiado prominente, pueden provocar un gran malestar psicológico al atribuir excesiva importancia a un rasgo físico.
Todo aquello que nos lleve a focalizar la atención en los rasgos positivos que se poseen atenuará la intensidad del complejo físico. También ayuda descubrir que, tras una conversación con alguien que posea una supuesta imperfección física, esta pasará a un segundo plano y valoraremos a la persona principalmente por lo que es, es decir, por su originalidad e integridad ante las cuales pierden valor los cánones de belleza que la sociedad pretenda imponer.
Por último, conviene advertir que superar los complejos requiere a menudo la ayuda de un profesional de la psicología que refuerce la seguridad personal y fomente la autoestima, ya que no todas las personas afrontan por sí mismas el proceso de forma adecuada.
Monica Sagardoy, psicóloga general sanitaria del Hospital Quirónsalud Digital
La maternidad y la paternidad son dos de las experiencias más transformadoras y desafiantes en la vida de una persona. Si bien son fuente de alegría, amor y gratificación, también conllevan una serie de retos significativos que los padres enfrentan a lo largo de su trayecto de crianza. En este artículo hablaremos de un fenómeno que suele aparecer durante los primeros meses de vida del bebé, y que se conoce como "ansiedad por separación".
¿Qué es la ansiedad por separación?
La ansiedad por separación es un término que se utiliza para describir una respuesta emocional y conductual que algunas personas, especialmente los niños, experimentan cuando se enfrentan a la separación de las personas a las que están emocionalmente vinculados, como padres, cuidadores u otros seres queridos. Esta ansiedad puede manifestarse en diversas edades, pero es más comúnmente asociada con los bebés y los niños pequeños. Supone una parte normal del desarrollo infantil, relacionada con el desarrollo normal del apego, y suele presentarse en algún momento entre los 6 y 18 meses de edad. A medida que los bebés crecen, comienzan a reconocer a sus cuidadores principales y a depender de ellos para satisfacer sus necesidades físicas y emocionales. Es por eso que separarse de ellos puede desencadenar temores en los bebés, ya que aún no han desarrollado un sentido completo de la permanencia de los objetos y las personas, lo que significa que creen desaparecen cuando están fuera de su vista. Si bien es común, puede ser una experiencia estresante tanto para los bebés como para los padres.
En este artículo, exploraremos los síntomas de la ansiedad por separación en los bebés y brindaremos pautas sobre cómo aliviarla.
Los síntomas de la ansiedad por separación en bebés pueden variar en intensidad y duración. Algunos de los signos más comunes incluyen:
-Llanto inconsolable: los bebés que experimentan ansiedad por separación a menudo lloran intensamente cuando se separan de sus cuidadores.
-Aferrarse: pueden agarrarse a los padres o cuidadores cuando sienten que se acerca una separación.
-Rechazo de extraños: suelen resistirse a estar en brazos de personas desconocidas.
-Dificultad para dormir: la ansiedad por separación a menudo perturba el sueño del bebé, lo que puede llevar a despertares nocturnos frecuentes.
-Cambios en el apetito: algunos bebés pierden el apetito o tienen dificultades para comer.
-Irritabilidad: pueden volverse más irritables y sensibles en general.
Aunque la ansiedad por separación es una parte normal del desarrollo, existen estrategias para aliviarla y promover el bienestar emocional de los bebés:
-Establecer una rutina: los bebés se sienten más seguros cuando tienen una rutina predecible. Establecer horarios regulares para comidas, siestas y actividades puede ayudar a reducir la ansiedad.
-Transiciones suaves: que el momento de separación se haga de forma gradual puede reducir el estrés del bebé. Decir adiós de manera cariñosa y tranquilizadora puede ser útil.
-Juguetes reconfortantes: proporcionar a los bebés objetos tranquilizadores, como un peluche, puede ofrecer consuelo en ausencia de los cuidadores.
-Cuidadores de apoyo: asegurarse de que los bebés tengan cuidadores de apoyo de confianza puede ayudar a calmar su ansiedad cuando los padres no están presentes.
-Comunicación constante: mantener una comunicación constante con el bebé, incluso cuando los padres no están físicamente presentes, puede ofrecer consuelo. Dejar una prenda con el olor de los padres cerca del bebé puede ser reconfortante.
-No minimizar los sentimientos: es importante reconocer y validar los sentimientos del bebé. No minimizar ni ignorar su ansiedad ayuda a construir una base de seguridad emocional.
La ansiedad por separación en bebés es un fenómeno común en el desarrollo infantil. Si bien puede ser estresante tanto para los bebés como para los padres, es importante comprender que es una fase normal y pasajera. Al proporcionar una rutina predecible, transiciones suaves y apoyo emocional, los padres y cuidadores pueden ayudar a aliviar la ansiedad por separación y promover el bienestar emocional de los bebés. El conocimiento y la empatía son herramientas valiosas en el viaje de criar a un bebé ansioso por la separación hacia un niño seguro y confiado en su entorno.
Aun así, hay veces en que las pautas básicas no funcionan, o los padres tienen dificultades para lidiar con este malestar. En esos casos sería necesario que un psicólogo especializado estudiara caso en profundidad para descubrir las dinámicas internas que están interfiriendo, el carácter del bebé o si puede haber alguna una patología subyacente. En estos casos es importante consultar con un especialista en salud mental que pueda orientar a los padres para mejorar la situación.
Joan Francesc Serra i Pla
Psicólogo clínico especialista en el ámbito Infantojuvenil, adjunto en la Unidad de Salud y Bienestar Emocional del Hospital Quironsalud Digital
Cada vez somos más conscientes de la necesidad de cuidar de la salud integral de las personas, algo que incluye tanto el bienestar físico como el emocional. Aun así, todavía son muchos los que desconocen la trascendencia de dar visibilidad a los trastornos psíquicos. Por este motivo, aprovechamos que hoy, 10 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Salud Mental para destacar algunos aspectos relevantes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad.
Es, además, un derecho humano fundamental, base y lema de la campaña de este año 2023: "Salud mental, salud mundial: un derecho universal". Y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico.
La salud mental va más allá de la mera existencia de trastornos mentales. Se desarrolla en un proceso complejo y continuo donde pueden verse implicados factores tanto internos como externos (habilidades emocionales, abuso de sustancias, genética, circunstancias sociales y ambientales, violencia, desigualdad, soledad, circunstancias económicas, etc.), que cada persona vive de una manera diferente. Cada experiencia puede ser muy diferente en función de las capacidades y mecanismos para afrontarlos, con diversos grados de dificultad, angustia y resultados sociales y clínicos.
Poseer una buena salud mental implica el bienestar y el equilibrio entre pensamientos, emociones, acciones y conductas, no solo estar libre de diversos trastornos psicológicos. No hay que olvidar que la mente determina cómo pensamos y razonamos, cómo sentimos y, por lo tanto, cómo actuamos al enfrentarnos a los retos que impone la vida diaria.
La importancia de la salud mental radica en que, ante su ausencia, la persona es incapaz de desenvolverse adecuadamente en la sociedad, incluyendo el campo laboral. También su ausencia suele comprometer la salud física de la persona, generando patologías y enfermedades que pueden llegar a ser crónicas. Este es el motivo por el que es tan importante cuidar de ella como cuidamos de nuestro cuerpo físico. La salud mental tiene un valor intrínseco y fundamental y es parte integral de nuestro bienestar general.
La Confederación de Salud Mental de España establece que el 22,8 % de los españoles tiene propensión a sufrir trastornos relacionados con la salud mental, y un 26,2 % acude actualmente a un especialista en esta materia. El Ministerio de Sanidad alerta sobre el desaforado consumo de psicofármacos, que se ha multiplicado por tres en la última década, acercándose al 20 % de consumidores. El porcentaje de pacientes en asistencia primaria con una demanda de atención psicológica menor es de alrededor del 30 %. Y los porcentajes van en aumento.
Un aspecto particular de la época actual es que las demandas terapéuticas de la población han cambiado considerablemente, según establece el profesor Echeburúa. Ahora se tiende a consultar, además de por los cuadros clínicos tradicionales, por problemas de sufrimiento emocional o de insatisfacción personal, para los que se requiere un remedio rápido, una pastilla para superar ese malestar. Es lo que se ha venido en llamar "problemas menores del sufrimiento" o "malestares de la vida cotidiana", dificultades para encajar y gestionar crisis vitales comunes.
Hace unos años, sólo acudían a los profesionales los casos más serios, pero hoy mucha más gente que sufre pide ayuda psicológica y la pide antes. Estas nuevas demandas van ligadas a un mayor grado de exigencias y expectativas respecto al bienestar emocional, a un umbral de tolerancia al sufrimiento más bajo y a un mayor empoderamiento y cultura de la salud por parte del ciudadano.
El malestar emocional generado por las adversidades de la vida cotidiana no constituye un problema de salud mental ni requiere necesariamente un tratamiento psicológico, pero sí puede necesitar de una intervención ofreciendo orientación, consejo y apoyo psicológico a los usuarios para superar sus dificultades, y que esto no llegue a convertirse en un verdadero trastorno mental
A raíz de los últimos acontecimientos mundiales, cada vez más personas estamos cambiando radicalmente nuestra rutina cotidiana. Son muchas las cosas que podemos hacer para cuidar nuestra salud mental y ayudar a otras personas que pueden necesitar más apoyo y atención. Por ejemplo:
Sus objetivos son sensibilizar a la sociedad sobre los trastornos mentales, luchar contra la estigmatización y la discriminación que sufren las personas afectadas e impulsar iniciativas que mejoren la atención. Con ellos, se busca reflejar la diversidad de la población mundial (para todas las generaciones: personas mayores, jóvenes, la infancia, e incluso la identidad de este año incluye también a una mascota, en concreto a un perro, para representar el papel protagonista de los animales en la terapia y en muchos procesos de recuperación) y la fuerza que toda esa diversidad, unida, puede aportar a una mejor salud mental, accesible, universal, de calidad y que respete los derechos humanos.
Para ello, se propone el desarrollo de iniciativas de sensibilización y concienciación en diferentes ámbitos:
Los esfuerzos deberían de centrarse en conseguir:
La salud mental influye en las relaciones sociales y en el bienestar emocional. Cuidarla resulta fundamental para alcanzar la serenidad y la calidad de vida que todos buscamos. En este blog, profesionales expertos en psicología y psiquiatría nos invitan a profundizar en los distintos aspectos que influyen en la salud y bienestar mental con el objetivo de comprenderla, cuidarla y desterrar tabúes y estigmas.
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