La enfermedad de manos, pies y boca (comúnmente conocida como boca-mano-pie) es una infección viral leve y contagiosa frecuente en niños menores de 5 años. Es causada por un virus que pertenece a la familia de los enterovirus, siendo el más común el virus Coxsackie A16 y raramente otros como: el virus Coxsackie A6 y el enterovirus 71. "La enfermedad suele aparecer en forma de brotes y, aunque se dan casos todo el año, aparecen especialmente en verano y otoño", comenta el Dr. Goran Ristic, Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital El Pilar. Son precisamente los signos de la enfermedad los que permiten a los pediatras diagnosticarla al examinar al paciente, aunque según el Dr. Ristic "en raras ocasiones, se pueden pedir muestras de la garganta o las heces del niño, para determinar si padece el virus". A medida que crecen, los niños logran volverse inmunes a la enfermedad, ya que producen anticuerpos después de exponerse al virus que la causa.


¿Cómo se presenta la enfermedad?

  • Fiebre y síntomas similares a los de la gripe. Los niños con frecuencia tienen fiebre dolor, garganta, pérdida de apetito y/o malestar general tres a cinco días después de contagiarse el virus.
  • Llagas en la boca. Las llagas (aftas) son dolorosas y suelen comenzar como puntitos rojos en la lengua y dentro de la boca, que luego se convierten en ampollas. Los niños frecuentemente dejan de comer, babean más de lo habitual y piden solamente líquidos fríos y purés frescos.
  • Sarpullido. Se presenta con manchas rojas planas o ligeramente elevadas y, a veces, con ampollas con un área enrojecida en la base. Aparece en las palmas de las manos y las plantas de los pies, pero también puede presentarse en las nalgas, las piernas y los brazos. Generalmente no pica.

Es importante estar atento a los síntomas y signos de la enfermedad ya que "en ocasiones las ronchitas pueden confundirse con picaduras de insectos", comenta el Dr. Ristic.


boca mano pieboca mano pie


¿Cómo se contagia?

  • Al entrar en contacto con las gotas respiratorias que contienen partículas de virus después de que una persona enferma tosa o estornude
  • Al tocar objetos y superficies que hayan estado en contacto con el virus (como manijas de puertas, juguetes, etc.) y luego tocarse los ojos, la nariz o la boca.
  • Al tocar las heces de una persona infectada, por ejemplo, cuando se cambian pañales, y luego tocarse los ojos, la nariz o la boca.

La enfermedad es más contagiosa durante su primera semana, aunque el virus puede permanecer en el cuerpo del paciente durante varias semanas.


¿Cómo se previene y cuál es su tratamiento?

No existe un tratamiento médico específico, la mayoría de los niños mejoran por sí solos en 7 o 10 días. Pero pueden tomarse medidas para aliviar los síntomas y, ante todo, para prevenir la deshidratación. Los niños con la enfermedad podrán volver a la guardería o al colegio cuando la fiebre desaparezca y las llagas en la boca se hayan curado.

Para prevenir el contagio o la propagación de la enfermedad es importante: lavarse las manos, limpiar y desinfectar las superficies, evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca y evitar el contacto cercano con personas enfermas.


¿Cuándo acudir al pediatra?

Ante la aparición de síntomas, lo más conveniente es acudir al pediatra para que evalúe el estado del niño. Especialmente si:

  • El niño/a no puede tomar bebidas según lo habitual y puede haber riesgo de deshidratación
  • El niño/a es muy pequeño, especialmente si tiene menos de 6 meses de vida
  • Si el niño/a no está alerta y no responde
  • Si la fiebre le dura más de 3 días
  • Si los síntomas no mejoran tras 10 días
  • Si el niño/a tiene el sistema inmunitario debilitado