El Dr. Vicente López, jefe de Servicio de la Unidad de Medicina Deportiva en el Hospital El Pilar, nos habla sobre el deporte y la mujer. ¿Qué debemos saber?


El deporte es una herramienta fundamental para favorecer la salud y el desarrollo personal de los individuos y, aunque ha sido tradicionalmente dominado por el sector masculino, las mujeres han ido incorporándose a un cada vez mayor número de deportes de forma progresiva, tanto a nivel aficionado como profesional, siendo su participación, visibilidad y crecimiento exponencial durante la última década.


Según el informe Women and Sport, la pasión por el deporte nace en los colegios ya que se ha visto que las mujeres que participan en etapas tempranas tienen altas probabilidades de seguir involucradas en actividades deportivas durante el resto de su vida. De ese modo, desde la década de los 80 aumentó la participación de las niñas en dichas actividades y estas mujeres mantuvieron la tendencia y motivaron a sus hijas a seguir sus pasos en el deporte.


Cuando hablamos de deporte y mujer es indispensable tener en cuenta que existen factores anatómicos y biomecánicos relacionados con las características hormonales femeninas que condicionan la salud deportiva de la mujer, así como un patrón de lesiones en específico.


Es por ello por lo que, desde la primera menstruación, el cuerpo femenino experimenta cambios modulados por el entorno hormonal. Una de los más importantes es el desarrollo de una pelvis más ancha, para favorecer el parto, que produce cambios biomecánicos en las extremidades que pueden predisponer a lesiones. También debido a los estrógenos y a una mayor concentración de relaxina en los tejidos, las mujeres presentan una mayor laxitud ligamentosa, lo que puede explicar inestabilidades en articulaciones como el tobillo, el hombro y sobre todo la rodilla con las lesiones del ligamento cruzado anterior (LCA). De hecho, la lesión del LCA sin contacto, es una de las lesiones más estudiadas y se ha demostrado que las mujeres presentan un riesgo entre 2 y 5 veces mayor de sufrirla que un hombre practicando deportes similares como el balonmano el baloncesto y sobre todo el fútbol.


En el deporte profesional y de alto rendimiento, debido a la presión a la que se ven sometidas algunas atletas, resulta importante conocer, para detectarla y tratarla a tiempo, la denominada tríada de la atleta femenina que incluye: alteraciones de la conducta alimentaria, por el aumento del índice músculo grasa para potenciar los resultados deportivos que podrían desembocar en segundo lugar en una amenorrea (ausencia de regla), ya que sin nutrientes suficientes no hay producción de estrógenos y que si se mantiene, puede dar lugar finalmente a una osteoporosis que cause fragilidad ósea y alteraciones en el crecimiento.


Otra situación especial en una deportista ocurre en caso del embarazo, en el que el ejercicio que se ha demostrado muy beneficioso para la salud maternofilial para preparar el parto, prevenir patología de suelo pélvico y hacer que la recuperación posterior sea lo más rápida natural y efectiva posible, por lo una guía para la realización de una pauta racional y adaptada a cada deportista puede ser de gran ayuda.


En un futuro se postula con estudiar y eventualmente modular el entorno hormonal para reducir el número de lesiones en el deporte femenino y descubrir y potenciar las carencias y los momentos óptimos donde el eje neuromuscular está preparado para adoptar un riesgo menor.


Por todo ello, conocer las particularidades del cuerpo femenino y su adaptación al deporte nos permite trabajar en la prevención de lesiones de forma más eficiente, y en el caso de una lesión establecida ofrecer el mejor tratamiento a nuestro alcance.