En la actualidad, alrededor del 85% de las personas que sufren psoriasis padecen también alguna enfermedad asociada a esta patología, habiendo aparecido, en la mayoría de casos, tras el diagnóstico de este trastorno dermatológico, según la encuesta IMPAS del grupo Acción Psoriasis del III Congreso Nacional de Psoriasis (Madrid, 2018). Por este motivo, Quirónsalud Zaragoza aplica novedosas terapias biológicas para tratarla en situaciones moderadas o graves y evitar así sus principales síntomas. "El más frecuente se presenta con placas de piel engrosadas y rojas delimitadas con descamación. El dolor puede ser otro síntoma, sobre todo en las lesiones localizadas en las palmas de las manos, las plantas de los pies y los genitales. El picor puede ser otro signo, pero no todos los pacientes lo sufren y suele ser más común en el cuero cabelludo y en las palmas de las manos", señala la doctora Elena del Prado Sanz, responsable de la Unidad de Dermatología del Hospital Quirónsalud Zaragoza.

Los nuevos tratamientos biológicos se basan en la aplicación de anticuerpos monoclonales dirigidos a neutralizar las vías inflamatorias y las citoquinas que intervienen en la inmunopatogenia de la psoriasis. "A diferencia de las terapias tradicionales, estos fármacos tienen una excelente tolerabilidad y no existen signos de toxicidad acumulada hasta el momento", detalla la especialista.

"Entre estos procedimientos tradicionales -continúa-, se encuentran los tratamientos tópicos a base de corticoides, indicados en casos leves. También existen los sistémicos como el metotrexato, eficaz en todas las formas clínicas y a largo plazo, aunque la hepatotoxicidad es un efecto secundario; la ciclosporina, que tiene un inicio de acción rápido pero no se recomienda a largo plazo, ya que puede provocar nefrotoxicidad; la acitretina, muy útil para psoriasis crónica en placas, sin embargo, está contraindicada en mujeres en edad fértil por su alta teratogenidad, o la fotoquimioterapia combinada con psolareno oral. En cambio, las nuevas terapias biológicas, además de tener una eficacia superior, cuentan con una mayor seguridad y menores efectos secundarios".

Cómo enfocar su tratamiento

En cuanto a las causas, aproximadamente entre un 35% y un 90% de los pacientes tiene algún antecedente familiar. Asimismo, existen desencadenantes, tanto externos como sistémicos, que pueden provocar su aparición en pacientes genéticamente predispuestos como las infecciones, el tabaco, el alcohol, la obesidad, el estrés psicógeno (respuesta elevada de cortisol al estrés que lleva asociado el inicio de la enfermedad), determinados fármacos, traumatismos (heridas, quemaduras o tatuajes) o algunos factores endocrinos. "Por estos motivos -indica la especialista-, su prevención está orientada a evitar estos agentes que influyen en la aparición de la psoriasis".

En Quirónsalud Zaragoza llevan a cabo un diagnóstico integral para controlar las posibles patologías asociadas a los tratamientos. "Por ejemplo, en casos moderados o graves, los pacientes tienen un acceso rápido a las consultas médicas especializadas y a la realización de los controles analíticos pertinentes para aplicar unos protocolos previos. Esto permite un mayor control inflamatorio de forma precoz para evitar su avance. Asimismo, quienes tienen enfermedades asociadas a la psoriasis (comorbilidades), disponen de consultas rápidas con los especialistas correspondientes para una mejor observación. Además, el centro hospitalario cuenta con la Unidad de Enfermería Dermatológica para asesorar a las personas sobre cómo aplicar este tipo de terapias y que puedan hacerlo en su domicilio", apunta Elena del Prado Sanz.

En este sentido, la Unidad de Dermatología de Quirónsalud Zaragoza aborda la enfermedad desde un punto de vista multidisciplinar y siguiendo unos protocolos establecidos. "En la primera visita analizamos la historia clínica (antecedentes personales y familiares, edad de inicio de la psoriasis, tratamientos previos…), además de estudiar los factores que pueden influir en la enfermedad. Después, se realiza un diagnóstico clínico para determinar la gravedad de la patología y el grado de afectación en la calidad de vida del paciente. A continuación, se observan los posibles trastornos asociados, las contraindicaciones de cada terapia y sus posibles consecuencias. Es decir, se lleva a cabo una valoración global en la que se analiza el perfil hepático y lipídico, se realizan pruebas reumáticas, se valora el dolor articular, la inflamación axial y periférica, se revisa la historia clínica de digestivo para descartar una enfermedad inflamatoria intestinal y se selecciona el fármaco más adecuado para cada paciente. En sucesivas consultas de seguimiento, se evalúa la efectividad y la respuesta del paciente al tratamiento indicado, así como su mejoría en la calidad de vida", concluye.