La cirugía de nariz o rinoplastia se encuentra en constante crecimiento: ha crecido un 3,7% en 2020 (datos de ISAPS) y representa actualmente un 67,9% de las cirugías estéticas realizadas entre personas de entre 19 y 34 años. Así pues, la cirugía de rinoplastia se ha convertido en uno de los procedimientos más especializados dentro de la cirugía plástica.

"Los cirujanos, al realizar una rinoplastia, buscamos conseguir tres cosas: un resultado seguro y reproducible que ofrezca un excelente resultado tanto estético como funcional, un resultado visible en el postoperatorio inmediato y que se prolongue en el tiempo y, también, un resultado que luzca natural en el que no se vea ningún estigma quirúrgico", afirma el Dr. José Sarrià, especialista en Cirugía Plástica del Centre Mèdic Quirónsalud Aribau.


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La evolución de la rinoplastia

En la evolución de la técnica de la cirugía de nariz se han desarrollado dos técnicas alternativas y también complementarias:

  • Rinoplastia estructural: reconstruye los defectos tanto congénitos como iatrogénicos con la ayuda de injertos cartilaginosos.
  • Rinoplastia de preservación: busca conservar las diferentes estructuras anatómicas como hueso, cartílago y soporte ligamentoso. En definitiva, preservar la anatomía original al máximo posible.

La rinoplastia de preservación nació de la idea de conservar la anatomía original de los pacientes. Como dice su nombre, esta técnica mantiene las diferentes estructuras de la nariz, moldeando y modificando la estructura, en lugar de retirarla y reconstruirla. Y más importante, mejora la estabilidad nasal y la preserva en el tiempo. Desde el año 1954 en que comenzó su concepción la técnica ha evolucionado muchísimo hasta suponer una revolución en la cirugía estética de la nariz.

Según el Dr. Sarrià, "la técnica quirúrgica y la tecnología de instrumentación son fundamentales en la cirugía de rinoplastia, pero igualmente lo son el buen gusto y el criterio estético. Podríamos decir que la ciencia y el arte se fusionan en una labor artesanal en la que el cirujano modifica y corrige los defectos de la nariz buscando armonía y proporcionalidad en el rostro".

Buscando ese concepto de naturalidad y ausencia de estigma quirúrgico, el Dr. Sarrià realiza la rinoplastia de preservación por abordaje cerrado, es decir, sin cicatrices visibles. Todo el trabajo se realiza a través de incisiones endonasales no visibles. Se trabaja así la modificación del dorso nasal, anchura de la nariz, el cambio de conformación de la punta y su proyección… Esta cirugía, que tiene una duración de dos horas aproximadamente, se lleva a cabo con el o la paciente bajo anestesia general en plenas condiciones de confort y seguridad. Posteriormente a la cirugía, los pacientes quedan ingresados durante una noche.


Resultados visibles

El postoperatorio de rinoplastia es cómodo y prácticamente indoloro. Los avances en la técnica y el conocimiento anatómico han permitido que los pacientes se recuperen sin presentar hematomas ni inflamación a nivel facial. Diez días después de la intervención, tras retirar la férula, no hay morados ni inflamaciones, por lo que los pacientes pueden recuperar su vida habitual.

"El resultado es visible desde el principio, pero la cirugía tiene que evolucionar hasta el año o año y medio, para recuperar la elasticidad y dinamismo normal de la nariz", recuerda el Dr. Sarrià. En cualquier caso, dichos cambios progresivos son sutiles, apreciables únicamente para el ojo entrenado.

La revolución de la rinoplastia de preservación ya es una realidad. Sin embargo, la complejidad de la técnica y su gran especialización conlleva que muy pocos cirujanos sean capaces de realizar esta cirugía. Por ello, es sumamente importante ser asesorado adecuadamente por un profesional cualificado y con amplia experiencia.