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Cuando aparece en la infancia, la alergia al marisco suele ser muy persistente

La doctora Cristina Ortega Casanueva, alergóloga infantil del Hospital Quirónsalud San José, destaca que su alérgeno principal es una proteína resistente al calor

Al igual que con la Navidad, el marisco está íntimamente relacionado con el verano y las zonas marítimas. Todos aquellos que veranean en las playas o en las costas tienen la oportunidad de disfrutar de estos manjares del mar. Aunque no es el alimento favorito por excelencia de los más pequeños, seguro que los preadolescentes y los adolescentes se atreven con las patas de alguno de ellos. Por eso, cuando estemos ante una langosta o unas gambas y el niño pregunte "¿qué es eso del marisco?" y si puede comerlo, hay que saber qué responderle. El marisco engloba diferentes animales marinos comestibles, de los que la mayoría son crustáceos (cangrejos, langostinos, camarones, percebes) o moluscos (mejillones, almejas, berberechos, chipirones).

"La alergia al marisco es común entre las poblaciones que lo consumen habitualmente y más frecuente entre los adultos que entre los niños, aunque cuando aparece en la infancia suele ser muy persistente", destaca la doctora Cristina Ortega Casanueva, alergóloga infantil del Hospital Quirónsalud San José.


¿Alergia o contaminación?

Esa es la pregunta que todos nos hacemos cuando ingerimos marisco y nos sienta mal. "Los moluscos se alimentan por filtración, lo que facilita que acumulen gérmenes o toxinas que se encuentran en el mar. Si están contaminados, al ingerirlos producen generalmente síntomas gastrointestinales (vómitos, diarrea) que suelen aparecer horas después de haberlos comido", comenta la doctora Ortega Casanueva, responsable de la Unidad de Alergia y Neumologia Infantil del Hospital Quirónsalud San José.


Alérgenos principales

La alergia a los crustáceos se conoce mejor que la que se presenta a los moluscos. De entre todos los crustáceos, la gamba es el más estudiado. "El alérgeno principal es una tropomiosina, una proteína resistente al calor (termoestable) y muy abundante en el líquido de cocción y que puede ser transportada en sus vapores; de ahí que, solo con el olor, los alérgicos a la gamba puedan presentar una reacción", destaca la especialista.

Además de en los crustáceos y en los moluscos, estas tropomiosinas alergénicas se encuentran también en los ácaros del polvo o las cucarachas. Este es el motivo de relación entre la alergia al marisco y la alergia respiratoria a los ácaros.

"Las reacciones alérgicas por marisco son similares a las causadas por otros alimentos. Los síntomas más frecuentes son los cutáneos, como el picor y las ronchas. Pueden aparecer tras la ingestión, pero también con la simple inhalación de los vapores de cocción o al tocar las cáscaras y conchas mientras las pelamos", advierte la doctora Ortega Casanueva, que pertenece al Departamento de Pediatría y Neonatología del Hospital Quirónsalud San José.

También es posible que surjan síntomas digestivos (dolor de tripa, vómitos, diarrea) y respiratorios (tos, pitidos en el pecho o dificultad para respirar). Como es lógico, los pacientes asmáticos tienen un mayor riesgo de desarrollar reacciones graves.

CO1

¿Existe tratamiento?

No comer marisco es el único tratamiento que existe. En los casos de niños muy sensibles, se deberá evitar también la exposición por inhalación. Por eso, la doctora Ortega Casanueva recomienda una atención especial a las comidas fuera de casa, eludiendo los restaurantes especializados en mariscos, y recuerda que se ha de llevar siempre consigo el informe y la medicación pautada por el pediatra alergólogo.


Etiquetas: Dra. Cristina Ortega Casanueva, Unidad de Alergia y Neumología Infantil, Hospital Quirónsalud San José, Alergia al marisco, Alergias en verano, Tropomiosina