Existe una creencia popular de que los niños no sufren depresión ni tienen preocupaciones porque carecen de responsabilidades serias, propias del mundo de los adultos. Lamentablemente la evidencia refuta una y otra vez el mito de la infancia feliz.
Vivimos en un mundo tecnológicamente complejo que pone a prueba a diario nuestra competencia como padres que intentan conciliar su vida familiar con la profesional.
En el momento del nacimiento un bebé ocupa poco espacio, sin embargo suscitan en nosotros emociones amplias y profundas. La alegría, la seguridad, el deleite… pero la fatiga y el esfuerzo que supone la tarea de criar a un hijo nos pondrá a prueba como padres, dando paso en muchos momentos a la duda y a la preocupación.
Para la mayoría de los padres, las esperanzas en torno a sus hijos van más allá de evitarles problemas. Lo que queremos para ellos es todo lo positivo de la vida: la confianza y seguridad en uno mismo, las relaciones significativas con los demás, el éxito en el estudio y en el trabajo. Por encima de todo, LA FELICIDAD.
La autoestima del niño, su relación consigo mismo y con el mundo afectará a su creatividad, a la forma en que desarrolla su personalidad, al uso que hará de sus aptitudes y habilidades, en definitiva a la forma en que vivirá todas las etapas de su vida.
De forma profesional y a la vez cercana, nos acercamos al mundo de la infancia y la adolescencia para abordar distintas problemáticas:

  • Trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
  • Trastorno por déficit de atención puro.
  • Trastorno disocial.
  • Trastorno negativista desafiante.
  • Trastorno de ansiedad por separación.
  • Miedos y fobias.
  • Depresión infantil.
  • Adicciones en la adolescencia.
  • Tricotilomania y onicofagia.
  • Tics y conductas compulsivas.
  • Síndrome Gilles de la Tourette.

Y como la realidad puede hacernos perder nuestra confianza en nosotros mismos como padres, te ofrecemos:

Programa de adiestramiento a padres, para ayudarte a responder satisfactoriamente a la pregunta ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Qué hago ahora?
Para que el sueño de plenitud y felicidad que un día concebimos al traer al mundo un hijo se pueda transformar en realidad.