Farmacología Clínica

¿Qué es la farmacología clínica?

La farmacología clínica se encarga de evaluar los efectos de los fármacos en las personas, tanto en la población general como en cada paciente de forma individual. El objetivo final de esta especialidad es administrar a cada persona la medicación más adecuada en sus circunstancias. De este modo, se minimizan los riesgos, se consiguen tratamientos más eficaces y se reducen los costes.

¿Qué estudia y qué trata la farmacología clínica?

El estudio de la farmacología clínica se centra en la evaluación de la eficacia de los fármacos. Los resultados de la investigación en este campo se aplican en la selección de las medicinas más adecuadas para determinadas enfermedades, en el desarrollo de protocolos para la administración de medicamentos y en la preparación de guías de prescripción que sirvan como referencia a los médicos.

Entre las áreas de trabajo que aborda la farmacología clínica, se encuentran:

• Farmacología básica: centrada en el estudio de las consecuencias de los fármacos en los pacientes y sus efectos frente la enfermedad.
• Ensayos clínicos: los especialistas no solo participan activamente en estudios para valorar la eficacia y tolerancia de determinados medicamentos. También establecen protocolos y ofrecen asesoramiento para llevarlos a cabo siguiendo las recomendaciones del Comité Ético de Investigación Clínica.
• Farmacovigilancia: crea un sistema que alerta de los efectos adversos provocados por un fármaco. Para ello, se crea una comisión de seguridad del paciente para analizar los ingresos que estén potencialmente causados por un medicamento.
• Farmacogenética: una de las mejores formas de personalizar un tratamiento, ya que se analiza la genética del paciente para pronosticar la respuesta de su organismo ante un fármaco. Ya sea positiva o negativa.
• Tratamiento del dolor: los especialistas en farmacología clínica trabajan de forma conjunta con los médicos de la unidad del dolor para encontrar la medicación más adecuada para cada paciente con dolor crónico, agudo o en situación terminal.

Técnicas, procedimientos y métodos diagnósticos

Debido a que la farmacología clínica abarca un amplio campo de acción, son muchos y muy diversos los procedimientos que utiliza para desarrollar su labor. Los métodos varían en función del área en el que se lleven a cabo. No obstante, los estudios clínicos más destacados son para el desarrollo de medicamentos, que se dividen en cuatro fases que pueden solaparse en el tiempo:

• Fase I: se centra en demostrar que un fármaco es seguro para los humanos por lo que, a excepción de medicamentos muy tóxicos, se prueba en adultos sanos. Se suele trabajar con diversas técnicas:
  • Estudios de dosis individual ascendente (SAD, por sus siglas en inglés), que ayudan a establecer el número de dosis seguras para el organismo y encontrar efectos secundarios, si los hubiera. Para ello, se administra una cantidad muy pequeña del fármaco y se aumenta de forma gradual en personas diferentes cada vez.
  • Estudios de dosis múltiple ascendente (MAD, por sus siglas en inglés), que se aplican para comprender cómo funciona el medicamento. Por tanto, se da una dosis baja de forma repetida en un intervalo de tiempo determinado para analizar cómo lo procesa el cuerpo humano.
  • Estudios de poblaciones especiales, que se llevan a cabo cuando ya se tiene mucha información sobre el fármaco, ya que se aplica en aquellas personas con riesgos adicionales y en las que se sabe que los procesos varían. Por ejemplo, niños, ancianos o enfermos mentales.
• Fase II: una vez descartados los riesgos, se prueba la eficacia frente a la enfermedad y se establece la dosis adecuada.
• Fase III: se mide la eficacia del fármaco.
• Fase IV: cuando el medicamento ya está aprobado y en uso, se estudian sus efectos en el ámbito real.