Neurofisiología Clínica

¿Qué es la neurofisiología clínica?

La neurofisiología clínica se encarga del diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades del sistema nervioso central, periférico y neuromuscular, es decir, del encéfalo, la médula espinal, los nervios, los órganos de los sentidos y las fibras musculares. Además, sus especialistas monitorizan a los pacientes durante las intervenciones quirúrgicas para vigilar su estado durante la sedación y prestan apoyo en los estudios de alteraciones del sueño.

¿Qué estudia la neurofisiología clínica?

El estudio de esta especialidad se centra en el funcionamiento de la actividad bioeléctrica del sistema nervioso y se apoya en las investigaciones realizadas por otras áreas de la medicina, como la neurología y la neurocirugía. La subespecialización en diversos campos de los facultativos de Quirónsalud permite analizar los procesos de forma más detallada para ofrecer a los pacientes un diagnóstico preciso y una terapia adaptada a sus necesidades. Sus principales ramas de investigación son:

• Radiculopatías: aborda las alteraciones que provocan una disminución o una pérdida total de la función sensitiva o motora de los nervios, que normalmente se conocen como nervios pinzados.
• Nervio periférico: se centra en el análisis de las enfermedades de los nervios que trasladan la información desde el cerebro o la médula espinal hasta el resto del cuerpo, como la distrofia simpática refleja, las plexopatías o las neuropatías.
• Estudio del sueño: investiga el origen de los trastornos del sueño y de las alteraciones del descanso que provocan apneas, parasomnias o el síndrome de piernas inquietas.

¿A qué pacientes está dirigida?

La neurofisiología clínica trata a personas de todas las edades con sospecha de padecer enfermedades o alteraciones en el sistema nervioso.

Técnicas, procedimientos y métodos diagnósticos

Los avances científicos y tecnológicos han supuesto una notable mejora en las pruebas diagnósticas y los procedimientos terapéuticos de la neurofisiología clínica. Gracias a la especialización de los dispositivos, es posible detectar las enfermedades con mayor fiabilidad y establecer los tratamientos más adecuados. Algunos de los procedimientos que más se utilizan en esta especialidad son:

• Electroencefalograma o registros EEG: prueba que mide la actividad del cerebro y que se utiliza fundamentalmente para diagnosticar epilepsia, aunque también detecta daños y disfunciones cerebrales, trastornos del sueño o tumores.
• Electromiografía de fibra única (EMGFU): técnica para explorar la placa motora, que se realiza con una aguja fina y muy precisa que analiza una fibra muscular aislada. En estos casos se utiliza el jitter para indicar la variabilidad de la latencia de la transmisión de los impulsos nerviosos.
• Monitorización intraoperatoria: controla de forma continuada la actividad espontánea de los músculos durante una operación para prevenir lesiones en las estructuras nerviosas.
• Polisomnografía: estudio en el que se analizan funciones como la respiración, el ritmo cardiaco o la actividad cerebral y muscular durante el sueño o mientras se intenta dormir para detectar posibles alteraciones que impidan el correcto descanso.