arritmias en niñosarritmias en niñosLos dres. Tomás Datino, Nina Soto y Jorge González-Panizo, durante una intervención.


Al igual que los adultos, los niños también pueden padecer arritmias, aunque, mientras que en adultos la más frecuente es la fibrilación auricular, en niños lo más frecuente son las taquicardias supraventriculares. "Las arritmias en menores se pueden dar a cualquier edad, pero en la mayoría de los casos suelen comenzar entre los 8 y 15 años", explica el Dr. Tomás DatinoEste enlace se abrirá en una ventana nueva, jefe de la Unidad de electrofisiología y arritmias del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. "Lo más común es que produzcan un pulso rápido y el niño notaría palpitaciones, fatiga, mareo e incluso pérdida de conocimiento. A veces es un hallazgo casual en un electrocardiograma realizado por otra causa. Las bradicardias, tener el pulso lento, también pueden ocurrir, aunque, por suerte, son menos frecuentes en la infancia". Ante estos casos se solía retrasar la intervención esperando a un aumento de tamaño del niño y manteniendo estable al paciente con medicación, "pero ahora preferimos abordar las arritmias antes porque el tratamiento invasivo es más eficaz y poseemos la tecnología y la experiencia que nos permite realizar el tratamiento de la arritmia con seguridad".

Una intervención precoz permite que los niños que padecen estas taquicardias no sufran las limitaciones para realizar actividad física debidas a las arritmias. "Podemos ofrecerle una vida saludable mucho antes", afirma el doctor Datino.


El tratamiento ha avanzado y se ha simplificado mucho: "Realizamos un estudio electrofisiológico durante el cual hacemos a la vez el diagnóstico específico y el tratamiento de esta enfermedad. Este estudio puede realizarse con anestesia local, pero para mayor tranquilidad y seguridad, en los menores suele realizarse con anestesia general. El procedimiento consiste en la punción de una vena o arteria –normalmente a nivel femoral- por donde se introducen catéteres que avanzan por el sistema vascular hasta el corazón. El catéter permite estimular diferentes partes del corazón e inducir la taquicardia con lo que se logra el diagnóstico", detalla el Dr. Datino, que explica que "una vez que detectamos de dónde procede la arritmia podemos realizar pequeñas quemaduras con calor o con frío con la punta del catéter para eliminar las células que son el origen de esta arritmia. Este procedimiento tiene una eficacia superior al 90 por ciento".


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Una vez retirado el catéter la recuperación es rápida: "Pasan unas horas en la sala de recuperación y, después, una noche hospitalizados para realizar una vigilancia de la zona de la punción y del despertar. Una vez dados de alta pueden hacer vida normal, aunque recomendamos que al menos durante una semana intenten no hacer deporte o realizar grandes esfuerzos. Después de ese periodo de precaución sí que se puede llevar a cabo cualquier actividad".

Las taquicardias supraventriculares son las más frecuentes entre los niños. De entre ellas, las denominadas ortodrómicas son las más habituales, y se producen porque estos menores en vez de poseer sólo una vía de conducción de la electricidad dentro del corazón, dispongan de dos, lo que genera un circuito de reentrada eléctrico que es el origen de las pulsaciones elevadas. En la intervención se localiza esta segunda entrada eléctrica y la anulamos con una efectividad muy elevada.


La obligatoriedad de muchas federaciones deportivas de realizar electrocardiogramas a los niños antes de federarlos es el origen de la detección de muchos de estos pacientes: "Detectan electrocardiogramas anómalos y nos los remiten. Muchas veces la arritmia les imposibilita realizar deporte. Una vez sometidos al procedimiento, pueden realizar su actividad sin inconvenientes".

En la gran mayoría de los pacientes los riesgos derivados de la intervención son bajos y secundarios a la anestesia, si la hay. Cuando aparecen se relacionan con la punción femoral y se resuelven en pocas horas o días.


Para llevar a cabo este procedimiento en menores es fundamental ponerse en manos en equipos con experiencia como el de Quirónsalud Madrid, formado por doctores Adolfo Fontenla, Nina Soto, Jorge González-Panizo y Marta Ortega y que lleven a cabo un número alto de intervenciones; también realizarse en centros que dispongan de una Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos como posee este hospital.