La superficie ocular está constituida por una serie de estructuras oculares que funcionan de forma conjunta y que resultan imprescindibles para conseguir una buena visión. Son las glándulas lagrimales, los párpados, la conjuntiva y la córnea.

Las glándulas lagrimales y los párpados son los responsables de la producción y la distribución de la película lagrimal sobre la superficie del ojo, evitando su desecación. La conjuntiva y la córnea son las capas más superficiales del ojo y, por lo tanto, especialmente sensibles a las agresiones externas. De la transparencia de la córnea, por no tener vasos sanguíneos, depende la capacidad visual de cada persona. Además, la córnea cumple funciones defensivas frente a los gérmenes y a posibles traumatismos y es responsable del enfoque de las imágenes en la retina.

La Unidad de Córnea y Superficie Ocular del Centro ofrece una atención especializada a todas aquellas patologías de origen infeccioso, inflamatorio, inmune y/o degenerativo que afectan a la superficie del ojo (córnea y conjuntiva) como por ejemplo el síndrome de ojo seco, problemas relacionados con el uso de lentes de contacto, conjuntivitis alérgicas, etc.