30 años no es nada

Artículo del Dr. Antonio Urries, director de la Unidad de Reproducción Asistida en Quirónsalud Zaragoza

De cuando en cuando tus propias redes sociales te sorprenden con noticias que ni tu mismo esperabas. Incluso relacionadas con temas referentes a tu propia vida privada.

Algo de esto me ocurrió hace unos días cuando LinkedIn me anunció muy ufano (a mí y a todos mis "linkeados") que era mi cumpleaños profesional. Y no es que llevara 5 años trabajando en Quirónsalud. Ni siquiera 10. Me anunciaba que llevaba ¡30 años! trabajando para la misma empresa.

¿30 años? ¿Con lo joven que soy? ¡Imposible!

Aunque después de una breve reflexión llegué a la conclusión de que no sólo era posible, sino que, incluso, era cierto. Y lo que más me dolió fue pensar que, quizá, no era ya tan joven.

Naturalmente empezaron a llegarme felicitaciones al efecto, algunas de ellas típicamente automáticas (es fácil presionar el botón de "Enhorabuena") y otras (las menos) con dedicatoria personalizada.

Pero lo primero que me vino a la cabeza fue una reflexión ¿Cómo podía ser eso? ¿Cómo podía haber estado trabajando 30 años en el mismo sitio? Es norma conocida que para progresar profesionalmente es conveniente cambiar de empresa con cierta frecuencia. Creo que los americanos lo tienen calculado, cada dos años, y nunca superar los cinco años bajo el mismo paraguas.

Pudiera parecer que el motivo fuera que no hubiera tenido oportunidades para dicho cambio. Pero no ha sido así. He tenido múltiples ocasiones para hacerlo, pero nunca he dado el paso. Para saber la razón realicé una pequeña reflexión recordando cada una de esas oportunidades que fueron apareciendo a lo largo de mi vida, y la conclusión fue que nunca, ninguna de esas oportunidades de cambio, superaba los retos que en esos momentos me ofrecía mi propia empresa. Y, desde luego, creo que después de treinta años, puedo estar satisfecho del desarrollo profesional que he alcanzado. Y lo que es mejor, sigo disfrutando de mi trabajo.

Y aquí es donde puedo empezar con los agradecimientos. He estado trabajando para la misma empresa, Quirónsalud, pero, sobre todo, he tenido la suerte de trabajar con y para distintos profesionales (muchas veces amigos), que me han permitido crecer. Muchos de ellos han pasado, otros aún permanecen, pero de todos he aprendido y disfrutado. Gerentes, informáticos, comunicadores, enfermeros, administrativos, celadores, mantenimiento, limpieza... (por no quedarme sólo con mis compañeros embriólogos y médicos). Cada uno con su propia idiosincrasia han permitido y ayudado a que pudiera progresar profesionalmente sin ningún tipo de cortapisa.

Sería ridículo pensar que no he tenido dificultades durante estos años. Claro que sí. Y algunas me han quitado seriamente el sueño. Pero siempre he tenido el apoyo de estos compañeros y, aunque pueda parecer sorprendente, incluso de los propios directivos de mi grupo hospitalario. Podría parecer peloteo, pero es tan cierto como los treinta años que llevo trabajando. No son unos santos, algunos incluso todo lo contrario, pero siempre he sentido su apoyo y decir otra cosa no sería justo.

Y lo mejor de todo. Ahora puedo ver con perspectiva el camino recorrido desde que empezamos en el año 1990 en un pequeño laboratorio del Paseo Mariano Renovales de Zaragoza de la mano de "mi ginecólogo" (buen amigo ya jubilado) Julian Sánchez Rubio y nuestros poco más de veinte ciclos hasta los 1.000 ciclos que actualmente estamos realizando. El camino recorrido por un simple biólogo/rata de laboratorio que ha conseguido llegar a... estar orgulloso de donde ha llegado.

Han cambiado las técnicas, la forma de trabajar y los retos que se van asumiendo día a día. Pero en contra de lo que dicen los americanos no puedo pensar en mejor proyección profesional y personal que la que he llevado durante estas tres décadas.

Ello me lleva a la conclusión final de que no es tan importante cambiar el lugar donde trabajas si no tu propia voluntad de desarrollo y, eso sí, dar con el sitio y las personas que te permitan desarrollarlo. O sea, hace falta mucha suerte, pero parafraseando a Picasso "que la suerte te encuentre trabajando"

Así que, señoras y señores, prometo que, dentro de otros treinta años, volveré a escribir otro post con el siguiente capítulo de esta historia. Ojalá la suerte/fuerza no me abandone.