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Blog de la Dra. Fernández Letamendi. Geriatría. Hospital Quirónsalud Zaragoza

  • ¿En qué beneficia al paciente mayor el seguimiento por un geriatra?

    • En que estamos formados en envejecimiento, lo que agiliza el diagnóstico y tratamiento. Nuestro organismo envejece progresivamente, disminuyendo nuestras reservas fisiológicas que dan respuesta ante la enfermedad. Esto hace que, cuando somos mayores, las presentaciones de enfermedad, sean muchas veces, distintas, atípicas y difíciles de diagnosticar (máxime si existen, además, limitaciones sensoriales o cognitivas). No estar formado en Geriatría, y familiarizado con la valoración geriátrica integral, favorece que, muchas veces, se retrase el diagnóstico y se pidan muchas pruebas complementarias, a menudo fútiles e incluso iatrógenas para el paciente.
    • Podemos manejar varias enfermedades simultáneas en el paciente mayor (crónicas o agudas) valorando la polimedicación inapropiada y sus riesgos. En estos pacientes, es muy frecuente que, para cada patología, lleven como mínimo una medicación. Esto multiplica el riesgo de interacciones y reacciones adversas, además de dificultar la adherencia y la toma correcta de la misma. Muchas veces se cronifican tratamientos pautados inicialmente para un proceso agudo. El geriatra te ayudará a saber que medicaciones son estrictamente necesarias según las enfermedades padecidas y te avisará de cuáles no lo son o pueden ser perjudiciales para tu salud.
    • Sabemos cómo medir la fragilidad del paciente y poder así adecuar el esfuerzo terapéutico, para poder obtener el balance más equilibrado riesgo/beneficio ante, por ejemplo, el planteamiento de una intervención quirúrgica.
    • Estamos especialmente formados para el seguimiento de pacientes mayores con problemas de memoria o de movilidad. Muchas veces el debut del deterioro cognitivo se expresa a través de quejas leves de memoria, que se consideran "despistes" o se justifican "por la edad". También, la aparición de trastornos del ánimo o de la conducta pueden ser precursores de una demencia. Si se tienen dudas, es mejor consultar con el Geriatra. Con mucha frecuencia, los pacientes con demencia pueden sufrir descompensaciones conductuales en forma de agresividad, irritabilidad, apatía o trastornos de conducta alimenticia, cuyo origen puede estar en un proceso agudo orgánico, en un cambio de medicación o en la misma evolución de la enfermedad. El geriatra ayudará a enfocar y descartar estas posibles causas, ponerles tratamiento y asesorar sobre pautas de manejo a sus familiares. Así mismo, si se tiene menos movilidad o se camina con paso vacilante, también se debería consultar con un geriatra. Podrá realizar una evaluación, analizar los factores que están determinando el trastorno de la marcha, y asesorar sobre su manejo. Existe evidencia científica de que el seguimiento por el Geriatra en estos pacientes, reduce la posibilidad de hospitalización.
    • Podemos ayudaros en la toma de decisiones difíciles y en el manejo de la enfermedad crónica en sus fases más avanzadas, centrándonos en el control de síntomas y en intentar conseguir la mejor calidad de vida posible, evitando tratamientos futiles y encarnizamiento terapéutico para el paciente. Al geriatra, siempre le preocupa cómo esta el cuidador principal responsable de su paciente, por lo que estará al tanto de detectar sobrecarga en el mismo e intentará orientaros y asesoraros.
  • Incontinencia urinaria en mayores

    La incontinencia urinaria, esta considerada uno de los grandes síndromes geriátricos. Sin embargo, sólo 1/3 de los pacientes mayores de 65 años con incontinencia, consultan con algún médico este problema. ¿Por qué?, pues por sentir vergüenza por reconocer el problema, creer que no tiene tratamiento, pensar que es algo "normal e inevitable" asociado a la edad, o, en el caso de las mujeres, considerar que es inherente a los partos.

    La incontinencia urinaria presenta un importante impacto en la calidad de vida del paciente mayor a todos los niveles:

    • A nivel físico: ya que es responsable de un mayor número de caídas (al correr o levantarse a orinar por la noche), de infecciones urinarias, e incluso de lesiones cutáneas (úlceras..), además de ocasionar una restricción en las actividades físicas.
    • A nivel psicológico: ocasiona pérdida de autoestima, ansiedad, depresión, estrés…
    • A nivel social : ya que favorece el aislamiento de las personas y limita sus relaciones sociales.

    Formas clínicas de presentación de la incontinencia urinaria

    Según el tiempo de evolución, podemos diferenciar entre:

    IU transitoria o aguda: cuando su duración es menor a 4 semanas, el ejemplo más habitual en el contexto de un ingreso hospitalario. No suele existir alteración del tracto urinario (se caracteriza por ser reversible y temporal, si se actúa a tiempo).

    IU establecida: el tiempo de evolución ya es mayor a 4 semanas y se relaciona con alteraciones estructurales a nivel del tracto urinario o fuera de este. En muchos de los casos será necesario realizar pruebas complementarias para averiguar la causa.

    Según la forma de presentación: pudiendo aparecer ambas por separado o combinadas.

    Incontinencia de urgencia: los escapes de orina van precedidos de una necesidad imperiosa de orinar. Suelen tener su origen en patologías del Sistema nervioso central ó Urológicas.

    Incontinencia de esfuerzo: los escapes se precipitan por maniobras que aumentan la presión intraabdominal (tos, estornudos, risa, esfuerzos ). Es más común en las mujeres multíparas, en varones tras cirugía de próstata o en obesos en ambos sexos.

    ¿Cómo puede un geriatra ayudar a mejorar la incontinencia urinaria?

    En primer lugar realizará una valoración geriátrica integral, que permitirá orientar el tipo de incontinencia que se presenta y las posibles causas. Tras ella, te planteará un tratamiento de forma integral e individualizada, combinando diversas opciones terapéuticas. Los objetivos a conseguir serán, mejorar la calidad de vida y, si fuera posible, recuperar la continencia.

    Este tratamiento, comprende :

    Medidas conservadoras: recomendaremos a todas las personas mayores con incontinencia:

    1. Medidas higiénico-dietéticas: evitando las sustancias excitantes, (bebidas alcohólicas, café, té, cítricos) y reducir la toma de líquidos a partir de la tarde. Corregir el estreñimiento. Mantenerse lo más activo físicamente posible y utilizar ropa cómoda con sistemas de apertura y cierre sencillos (elásticos, velcros..), que permitan desvestirse de forma rápida cuando noten el deseo miccional.
    2. Intervención ambiental: reducir las barreras arquitectónicas para acceder al retrete lo más fácilmente posible; facilitar la utilización del mismo (asideros, elevadores); en caso de incapacidad, tener acceso fácil a un orinal o botella/cuña sanitaria para orinar cuando precise.
    3. Medidas paliativas o de confort: de forma complementaria a otros tratamientos, se pueden recomendar absorbentes dirigidos a ofrecer confort y bienestar, minimizando las repercusiones de este problema. Si se usan, hay que cuidar bien la piel, realizando una correcta higiene en cada cambio, pudiendo aplicar cremas de barrera si apareciera alguna irritación, evitando que el absorbente quede muy apretado o ajustado.

    Además de lo anterior, también podremos recomendar y explicar en la consulta técnicas de modificación de conducta, que buscan restablecer el patrón de vaciamiento vesical, considerándose altamente eficaces en el manejo de la incontinencia.

    Igualmente, si las medidas no farmacológicas no son suficientes, en algunos casos podría ser de utilidad la prescripción de fármacos, aunque va a depender del tipo de incontinencia la indicación de unos u otros, y siempre deben pautarse bajo prescripción médica (y esto incluye los productos considerados homeopáticos o de naturopatía), individualizando el tratamiento y sopesando los posibles efectos secundarios de los mismos, que los hay, en las personas mayores.

    Finalmente, valoraremos la derivación a servicios de Urología o Ginecología en caso de que sea subsidiario de mejoría con tratamiento quirúrgico.

  • Duelo por la pérdida de un ser querido en las personas mayores ¿Cuándo consultar a un profesional?

    La pérdida de un ser querido es, probablemente, la experiencia más dolorosa y de las más difíciles de abordar. En los mayores, la perdida de la pareja (o amigos muy significativos), puede suponer un camino de no retorno hacia cuadros depresivos graves y conductas autodestructiva si no se elabora correctamente.

    Cada persona va a elaborar el duelo de una manera distinta. Existen personas que van a responder adecuadamente a él, e incluso tener un crecimiento personal y aprender nuevas habilidades. Otras, sin embargo, se sentirán "bloqueadas" y vivirán grandes dificultades para gestionar su día a día durante años. Se suele vivir el duelo, sobretodo al inicio, como una experiencia de sufrimiento intenso ("me duele en el alma"), de vacío ("me falta hasta el aire"), de inseguridad, de sentirse "perdido" (porque fuese la pareja la que se encargase de determinadas tareas que ahora nos toca asumir) y de soledad al perder las manifestaciones físicas de afecto. La mayor o menor intensidad y duración de éstos sentimientos, también va a ser individualizada.

    En general, los mayores viud@s tienen un alto grado de adaptabilidad, pero debemos para ello respetar también sus espacios, sus tiempos, y dejar que vivan "su vida" y tomen sus propias decisiones, sin que éstas tengan que ajustarse a las expectativas que los demás tengan, especialmente a la hora de dejarles decidir si quieren seguir viviendo solos a partir de ahora. Pero, por otro lado, debemos estar pendientes, ya que no es bueno asumir que "el tiempo lo cura todo", porque, aunque es verdad que se necesita tiempo para que afloren los sentimientos y podamos elaborar estrategias propias para integrarlos, éstas no van aparecer siempre, y por ello es importante vigilar y hacer un seguimiento temprano de la evolución del duelo en nuestros mayores. Cuanto antes se elaboren estas estrategias y sean las adecuadas, mejor pronóstico tendrá su evolución.

    En el duelo se contemplan 4 fases, que comprenderán: la aceptación de la pérdida, identificar y expresar sentimientos, adaptarse a vivir sin el otro y recordarlo sin que esta vivencia nos impida desarrollarnos e incluso iniciar vínculos afectivos nuevos.

    El duelo puede presentarse de manera retardada (semanas o meses después del fallecimiento del ser querido), o incluso estar ausente (el paciente se comporta como si no hubiera ocurrido nada) o inhibido (se centra por ejemplo obsesivamente en el cuidado de otra persona) o incluso cronificarse. Este último sí que suele llevar asociado con más frecuencia un cuadro ansioso y/o depresivo relacionado, y tornarse en un duelo complicado o patológico.

    Es éste último duelo, el patológico, es el que más debemos vigilar. Como factores de riesgo destacan: que la muerte haya sido súbita e inesperada, que la relación previa con la persona fallecida fuera ambivalente o de dependencia, no contar con buen soporte familiar o que éste ambiente no deje expresar sus emociones y o historial previo depresivo o de baja autoestima con sentimientos de culpa frecuentes.

    Nos hará sospechar que estamos ante un duelo patológico el que el paciente no pueda hablar del fallecido sin experimentar un dolor intenso, que algún acontecimiento relativamente poco importante desencadena una intensa reacción emocional, se niegue a tocar las cosas del fallecido, evite visitar el cementerio o participar en rituales o actividades relacionados con la muerte, comportamientos fóbicos respecto a la enfermedad (especialmente lo relacionado con la que ocasionó la muerte del difunto) o cambios radicales en su estilo de vida evitando todo lo relacionado con el fallecido, aparición de una falsa euforia… durante un período superior a los 6 meses, especialmente si sobrepasa los 2 años, y con un deterioro significativo en la vida social o personal.

    En los duelos patológicos en el mayor se desarrolla con mucha frecuencia un cuadro de depresión reactiva en el que la intensidad, duración y sintomatología descrita es mayor respecto a las del duelo normal. Solemos observar, además, un enlentecimiento motor, mayor sensación de desesperanza, sentimientos de culpa, y pensamientos rumiativos y reiterativos sobre el mismo tema, con ideación de muerte, más o menos elaborada, pero basada en el deseo de reunión con la persona fallecida. Puede además empeorar la evolución de otras enfermedades, especialmente las cardiovasculares.

    Es muy importante por lo tanto el seguimiento y detección precoz del duelo patológico en el mayor para poder hacer una correcta valoración e indicación de inicio de tratamiento.


  • Recomendaciones para mayores ante las posibles olas de calor

    geriageriaEl denominado golpe de calor, es más difícil de detectar en las personas mayores, ya que el centro de termorregulación se altera con el envejecimiento, lo que produce menor sensación de calor, menor percepción de sed y disminuye por lo tanto esa "necesidad de protegernos" de las temperaturas excesivas.

    Las personas mayores de 65 años, en especial si padecen problemas cognitivos, sobrepeso, enfermedades crónicas, dependencia física que dificulte el cambio de vestimenta y la adaptación al entorno, o toman fármacos que lo favorezcan, tienen más riesgo de presentar deshidratación secundaria al calor.

    Si la temperatura de nuestro cuerpo rebasa los 41º, se presenta un cuadro conocido como hipertermia o golpe de calor, que si no conseguimos revertir precozmente, provoca un fallo multiorgánico con consecuencias fatales.

    Es muy importante saber detectar los síntomas de la hipertermia:

    • dolor de cabeza
    • ausencia de sudoración ante las altas temperaturas
    • sensación de boca seca y pastosa
    • náuseas y vómitos
    • sensación de mareo
    • presencia de escalofríos
    • piel seca y enrojecida
    • calambres musculares en brazos, piernas o vientre
    • desorientación, cuadros confusionales e incluso convulsiones y coma.

    Recomendaciones desde la Unidad de Geriatría:

    • Insistir en un buen aporte de líquidos aunque no se tenga la sensación de sed (evitando el consumo de bebidas alcohólicas) : agua, infusiones, zumos de frutas… En los mayores con disfagia (dificultad para tragar), potenciar la hidratación con agua gelificada o utilizando espesantes. Lo ideal es tomar agua, pero si la rechazan por el espesante, podemos probar con otras bebidas que sepamos que les gustan y espesarlas (zumos, batidos de sabores..). Otra manera de hidratar, si nos cuesta, sobretodo en pacientes con deterioro cognitivo, son los helados tipo "polo".
    • Realizar comidas ligeras
    • Evitar la exposición al sol cuando las temperaturas son elevadas, sobre todo en las horas de mayor intensidad (12-16 horas) y con una humedad relativa alta. Es recomendable, que fuera de este horario, tomen el sol, al menos 20’, sin protección en cara, brazos y escote para favorecer el metabolismo de la vitamina D. Fuera de ese tiempo, si la exposición va a ser mayor, sí que es recomendable usar cremas de fotoprotección alta.
    • No realizar ejercicio ni deportes que aumenten el esfuerzo y la sudoración en momentos de calor.
    • Mantener la casa fresca y ventilada.
    • No permanecer en vehículos estacionados o cerrados.
    • Evitar llevar ropa ajustada y elegir tejidos ligeros, como el algodón y de colores claros. Estar muy vigilantes ante los mayores con problemas de movilidad o deterioro cognitivo, de tal manera que adaptemos su vestimenta a lo que necesiten en cada momento. Es recomendable, además, el uso de sombreros, gorras y gafas de sol.

  • Consejos para personas mayores y sus familiares sobre cómo afrontar esta nueva fase de la pandemia

    Por desgracia, nos encontramos ante un nuevo e importante repunte de casos de la pandemia en España. No por esperado (se intuía que podría empeorar la situación de cara al Otoño/Invierno) deja de afectarnos anímicamente a todos. Vamos a intentar centrarnos en lo constructivo, lo que realmente nos ayude a nosotros y a nuestros mayores.

    Aunque aún nos faltan cosas por descubrir, y tenemos muchas incógnitas, poco a poco, vamos conociendo más del virus y su comportamiento. Esto ha hecho, que los tratamientos se vayan definiendo y ya no actuemos " a ciegas" como al principio de la pandemia. Muchos de estos tratamientos están permitiendo salvar muchas vidas y evitando también muchos ingresos en UCI.

    Sin embargo no debemos bajar la guardia. La población mayor sigue siendo la más vulnerable, y debemos protegerla, es nuestra obligación como sociedad. Los jóvenes tampoco están exentos y, de hecho, en esta fase de la pandemia, el numero de pacientes jóvenes en UCI ha aumentado con respecto a la fase anterior.

    Por todo ello no debemos vivir con miedo, sino con PRUDENCIA. Recuerda: CUIDATE MÁS DE LO QUE TE OBLIGUEN. Cuidándote, cuidas a tus seres queridos.

    Tras el primer confinamiento estricto, por desgracia, estamos viendo en nuestras consultas (coincidiendo con lo percibido en las consultas de Geriatría de toda España), las consecuencias del tiempo que nuestros mayores han permanecido más aislados. Entre las patologías predominantes vemos un empeoramiento/aparición de deterioro cognitivo, insomnio, ansiedad, cuadros depresivos, consecuencias de la inmovilidad (dolor generalizado , dificultades en la marcha…), descompensaciones de patologías crónicas y retardo en el diagnostico de patologías, que, por desgracia, se encuentran muy evolucionadas para cuando llegan a la consulta.

    Esto es consecuencia de que, muchas veces, nuestros mayores y sus familiares, tienen miedo de acudir a un centro hospitalario. Otras veces, muchas también, ceden ante la imposibilidad de contactar telefónicamente con su centro de salud. Esta es una realidad que no podemos obviar, pero debemos insistir o buscar alternativas, la solución no puede ,ni debe ser, que los problemas de salud queden sin consultar, sin solución o ya se atiendan de urgencia, cuando no quede más remedio. En esto, los familiares y el núcleo social del mayor juega un papel muy importante para poder ayudarle.

    Vamos a recordar algunos consejos para afrontar esta nueva fase:

    • HUYE DE LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS: no hay que vivir con miedo, simplemente tener precaución. "Cuantas más medidas pongamos mi familia y yo, menos posibilidades de contagio". Para ello también DOSIFICA LA INFORMACIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN.
    • NO RELAJAR LAS MEDIDAS DE PRECAUCIÓN, que van a incluir en esta fase: NO QUITARSE LA MASCARILLA, A PODER SER NADA, siempre que se esté con no convivientes, y mucho menos en reuniones interiores (y eso, por supuesto, incluye los domicilios de nuestros familiares y amigos). Retirarla sólo en el momento de comer o beber y volver a colocarla. Intentar mantener distancias, potenciar la ventilación, lavado de manos y no fumar en presencia de otras personas. No hay que dramatizar, es una época, debemos interiorizarlo y verlo con la mayor naturalidad posible, es por nuestra salud y la de nuestros seres queridos. Recordar que las mascarillas tienen unas horas/usos determinados y, por lo tanto, debemos cambiarlas siguiendo las recomendaciones especificadas para cada tipo.
    • HAY QUE ESTAR PENDIENTES DE NUESTROS MAYORES, VISITARLOS, DARLES NUESTRO CARIÑO Y ATENCIÓN, PERO SIEMPRE CON PROTECCIÓN. Por supuesto abstenernos de hacerlo, hasta pasados los días recomendados, si hemos estado (o lo sospechamos) con un caso positivo.
    • Es fundamental PLANIFICARSE EL DÍA, LLEVAR UN ORDEN Y ESTABLECER UNAS RUTINAS. Y ello debe incluir PASEAR/HACER EJERCICIO (a poder ser al aire libre, fundamental para mantener nuestros niveles de vitamina D, socializar y en resumen mantenernos anímicamente estables) A DIARIO. Por ejemplo caminar 30’ diarios a buen ritmo (que no nos provoque fatiga) y posteriormente hacer en casa ejercicios de equilibrio y fuerza. Lógicamente, el ejercicio deberá adaptarse a cada situación y paciente. Os dejo un enlace muy recomendable, gratuito, que puede ayudaros con recomendaciones, documentos y videos sobre ejercicio para mayores. http://vivifrail.com/es/documentacion/
    • Debemos CUIDAR NUESTRA ALIMENTACIÓN, mantener una dieta equilibrada, intentar no abusar de los alimentos prefabricados, de los dulces, del tabaco y del alcohol.
    • Controlar nuestra TENSIÓN ARTERIAL, FRECUENCIA CARDIACA Y NIVELES DE AZÚCAR (esto ultimo si somos diabéticos), periódicamente.
    • NO AUTOMEDICARSE. Y esto incluye suplementos polivitamínicos y productos de naturopatía. Pero también controlar que no nos quedemos sin medicación de nuestros tratamientos habituales. El uso de un pastillero semanal puede ayudarnos mucho a llevar un buen control.

    Seguimos estando a vuestra disposición, tanto en consulta presencial, como video conferencia/consulta telemática para resolver todas vuestras dudas en la Unidad de Geriatría Quirónsalud Zaragoza.

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Sobre este blog

En el blog de la Dra. Fernández Letamendi, queremos acercar el mundo de la Geriatría a nuestros mayores y sus familiares, presentando una especialidad que, hasta no hace mucho tiempo, era desconocida para la mayoría de la población y que cada vez esta tomando más protagonismo, debido al envejecimiento progresivo y a la mayor esperanza de vida de la población.

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