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Blog del Servicio de Hematología de la Fundación Jiménez Díaz

Descubriendo los eosinófilos, desconocidos guardianes de la inmunidad

En lo más profundo de nuestro sistema inmunológico existen héroes silenciosos que desempeñan un papel crucial en la protección de nuestro cuerpo contra las amenazas externas. Los eosinófilos son uno de estos valientes defensores. Aunque menos afamados que otros componentes del sistema inmune, como los linfocitos, los eosinófilos ejercen un importante papel en el mantenimiento de nuestra salud a través de diferentes mecanismos.

2023 11 06 Descubriendo los Eosinófilos 1Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2023 11 06 Descubriendo los Eosinófilos 1

¿Qué son los eosinófilos?

Tal y como se comentaba previamente, se tratan de un tipo de glóbulo blanco, o como solemos llamarlos, "leucocitos", por lo que forman parte de las líneas de protección de nuestro organismo. Son células con un núcleo bilobulado y con un citoplasma lleno de gránulos que se tiñen de forma característica. Esto es precisamente lo que da su nombre a los eosinófilos, término que proviene del griego eos- "amanecer, aurora (color rosado)", y -philos, "aficionado a, con preferencia por". Y es que, cuando examinamos la sangre al microscopio en lo que llamamos frotis (que no es más que una gota de ella extendida en un cristal y teñida con colorantes específicos), vemos estas células rosadas, anaranjadas.

¿Qué funciones realizan en el cuerpo?

La principal función y más ancestral de los eosinófilos es defender al organismo de las infecciones parasitarias o infestaciones. Los parásitos son seres vivos que pueden ser unicelulares, como los protozoos o las amebas, o por el contrario pluricelulares (tenias o cestodos, nematodos y un largo etcétera) y que, como característica fundamental, precisan de otro ser vivo para poder realizar todas o algunas de sus funciones vitales, del que dependen y al que generalmente ocasionan algún tipo de perjuicio durante su ciclo vital.

Los eosinófilos poseen sustancias en sus gránulos que al ser liberadas atacan a estos invasores para destruirlos, y que de proliferar serían capaces de producir multitud de enfermedades, como es el caso de la malaria, la enfermedad del sueño o la oxiuriasis o infestación por lombrices intestinales. Si bien es cierto que son enfermedades a priori poco habituales en nuestro medio, y que eran más frecuentes hace años, cuando las condiciones higiénicas eran peores, la globalización y la frecuencia de viajes y el turismo a áreas menos favorecidas precisan de su control.

Además, juegan también un importante papel en el control de las reacciones alérgicas o de hipersensibilidad, sobre las que posteriormente hablaremos.

¿Tengo que preocuparme si veo que tengo los eosinófilos bajos en una analítica? ¿Y si salen altos? ¿Qué es la eosinofilia?

Aunque las cifras normales de los diferentes tipos de células en la sangre pueden variar ligeramente en función del laboratorio, consideramos que el rango habitual para los eosinófilos oscila entre 0,0 y 0,5 células por mm3. Sí, tal y como habéis leído, encontrar 0 eosinófilos en un análisis de sangre no supone ningún problema. Y es que estas células mantienen unos niveles tremendamente oscilantes y que se ven sujetos a multitud de factores externos. Por ejemplo, son "células nocturnas", por lo que, si realizamos un estudio durante el final de la tarde o la medianoche, el número será mucho más elevado que si lo hacemos a primera hora de la mañana. Es por esto que no se considera que la "eosinopenia", es decir, una cifra baja de eosinófilos en sangre sea una condición patológica.

En el caso de que observemos un número elevado, lo primero que haremos será repetir la analítica a posteriori para confirmar el resultado. Hablamos de eosinofilia cuando observamos niveles mantenidos y superiores a 0,5 células por mm3, pudiendo ser dividida a su vez en leve (hasta 1,5 células por mm3), moderada (1,5-5,0 células por mm3) y grave (>5,0 células por mm3).

¿Hay enfermedades que se relacionan con trastornos que afecten a los eosinófilos?

Múltiples circunstancias pueden ocasionar una elevación en el número de eosinófilos en sangre. En primer lugar, debe valorarse si esta elevación se trata de un hallazgo aislado o si por el contrario es mantenida y si se acompaña de síntomas. Los pacientes con eosinofilia pueden encontrarse asintomáticos o presentar multitud de manifestaciones clínicas, que abarcan desde lesiones en la piel o episodios de tos y falta de aire, a otras complicaciones que pueden llegar a comprometer la vida. En función de estos datos se excluirán las múltiples causas secundarias (fundamentalmente infecciosas o autoinmunes) que pueden ocasionar eosinofilia.

Si no se demuestra ninguna otra etiología, es aconsejable estudiar la eosinofilia de forma más detallada en el Servicio de Hematología, pues existen entidades, de naturaleza clonal y generalmente crónica (aunque en ocasiones maligna), que a pesar de ser bastante infrecuentes pueden elevar el número de eosinófilos. En estos casos será el hematólogo el que determinará que estudios se realizarán, ya sean en sangre periférica o incluso en la médula ósea (la "fábrica" y origen de todas las células de la sangre).

Si previamente ya mencionamos las infecciones parasitarias, no podemos olvidarnos del otro gran pilar en el que intervienen los eosinófilos, que son las reacciones alérgicas y de hipersensibilidad, así como el conocido asma, con idéntico mecanismo.

2023 11 06 Descubriendo los Eosinófilos 2Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2023 11 06 Descubriendo los Eosinófilos 2

¿Qué es la hipersensibilidad?

Llamamos hipersensibilidad a la situación en la cual se observa una reacción inmunitaria exagerada ante un aloantígeno, es decir, una sustancia extraña al organismo y que provoca una respuesta inmune generando anticuerpos. Para que puedan tener lugar las reacciones de hipersensibilidad se precisa de una sensibilización previa, es decir, haber tenido contacto con esta "sustancia extraña". Y os preguntaréis, ¿por qué? Existen 4 tipos de hipersensibilidad, siendo el tipo I la más relevante (y en la que nos centraremos ahora), la que se relaciona con los eosinófilos y que es inmediata y mediada por un tipo de anticuerpo (proteínas que nos defienden y que son producidas por otro tipo de glóbulo blanco, los linfocitos B) que se conoce como inmunoglobulina E.

Cuando una persona se expone a alguna sustancia que ocasiona que su sistema inmune reaccione de forma exagerada (en la mayoría de las personas esta reacción no tendría lugar, sino que simplemente se toleraría), ya se trate de algún alimento, planta, epitelio de animal o de ácaros, libera inmunoglobulinas E de forma no controlada. Estos anticuerpos se unirán a receptores específicos que poseen los eosinófilos y sus "hermanos mayores", los mastocitos, y se quedarán a la espera, dormidos. La próxima vez que dicha persona tenga contacto con la mencionada sustancia, la unión de esta a los anticuerpos inducirá la liberación de multitud de mediadores en estas células con importante actividad química, como son la histamina, los leucotrienos o las prostaglandinas, con efectos sobre el músculo liso o los epitelios. Esto provoca a su vez una reacción que puede ser localizada y limitada a un órgano, local aumentada (cuando es mayor de lo que se esperaría en un paciente alérgico) o anafiláctica cuando es desmedida y puede poner en riesgo la vida del paciente.

Por tanto, podemos concluir que uno se hace alérgico a lo que se expone. De acuerdo a esto, si tomo melocotón, una de mis frutas favoritas en verano, y decido un día acompañarlo de papaya por primera vez y se me inflaman los labios y la lengua, lo lógico es pensar que el causante habrá sido el melocotón, y no la papaya, ya que es la primera vez que nos exponemos a ella. Sería simplista plantear que las reacciones inmunológicas tienen lugar de forma tan directa, puesto que son algo mucho más complejo y existen diferentes interacciones entre alérgenos, si bien es cierto que valdría como primera aproximación.

En cuanto al tratamiento, lo que se suele hacer es emplear fármacos que antagonizan o bloquean los receptores de las sustancias que han liberado eosinófilos y mastocitos: antihistamínicos, corticoides, y en los casos en los que la reacción de hipersensibilidad amenaza la vida, adrenalina.

Esperemos que, después de estas líneas, hayamos aportado claridad a lo que son los eosinófilos, por qué son importantes como parte de nuestro sistema inmune, y la importancia de un correcto control de sus mecanismos de activación para evitar reacciones no deseadas. Pensad en ellos la próxima vez que estornudéis en primavera o si os vais de viaje a Tailandia.


Dr. Gonzalo Castellanos Arias

Servicio de Hematología

Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz

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Dra. Pilar LlamasDra. Pilar Llamas SilleroJefe del Servicio de Hematología de la Fundación Jiménez Díaz. Directora de la Unidad de Trombosis y Hemostasia de la Fundación Jiménez Díaz.Dra. Rosa VidalMédico Adjunto del Servicio de Hematología de la Fundación Jiménez Díaz. Miembro de la Unidad de Trombosis y Hemostasia de la Fundación Jiménez Díaz.
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