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Blog de la Dra. Fernández Letamendi. Geriatría. Hospital Quirónsalud Zaragoza

  • Síndrome del ocaso. Convivir con pacientes con demencia

    Un motivo de consulta muy frecuente en Geriatría son los síntomas conductuales del deterioro cognitivo (demencia). Entre ellos está el denominado "síndrome del ocaso", que comprende un conjunto de síntomas o comportamientos que aparecen al atardecer, conforme se acerca la noche y que pueden incluir dificultad para conciliar el sueño, ansiedad, agitación, alucinaciones, pasear sin parar ("vagabundeo"), rumiaciones de pensamiento y desorientación. Desconocemos la causa de este síndrome, pero aparece con más frecuencia conforme la enfermedad va avanzando.


    Factores favorecedores del síndrome del ocaso

    • Invertir el ritmo circadiano dejándolos dormir durante más horas de la cuenta por el día.
    • Cambios en rutinas habituales.
    • Poca iluminación en el domicilio, porque puede favorecer las alucinaciones visuales.
    • Perder la paciencia con el paciente, fruto del estrés, y agotamiento por sobrecarga del cuidador.

    Consejos que pueden ayudar a manejarlo

    • Programe actividades tales como citas médicas, viajes y baños por la mañana, o por las horas tempranas de la tarde cuando la persona con demencia esté más alerta.
    • Fomentar unas rutinas regulares: misma hora de despertar, comer y acostar.
    • Cuando sea posible, pasar tiempo fuera de casa a la luz del sol.
    • Intentar identificar y anotar posibles circunstancias desencadenantes y otras estabilizadoras (música que les guste, ver fotos, etc.).
    • Hacer las cenas más ligeras para favorecer la digestión.
    • Mantenga la casa bien iluminada cuando oscurezca para ayudar a reducir la confusión (es frecuente que tengan déficits visuales y eso favorezca las alucinaciones).
    • Conseguir regular el sueño del paciente. Es fundamental, ya que interfiere muy seriamente también en el descanso del cuidador y se establece un bucle en el que es difícil salir sin ayuda profesional.

    En qué te puede ayudar el geriatra

    Realizará una valoración geriátrica integral en la que se analizarán posibles factores "ocultos" que puedan estar interfiriendo en estos trastornos. Te enseñará cómo reconducir al paciente en esas circunstancias y ajustará la medicación, si es preciso, para minimizar esos síntomas.

  • Cinco tips para cuidar al paciente con demencia

    El 5 de noviembre se celebra el "Día del Cuidador" , aunque en realidad deberíamos homenajearles todos los días. Cuidar de una persona dependiente es difícil y asocia un alto grado de sobrecarga, además de un plus en nuestras responsabilidades diarias.

    Todo ello hace que sean personas con una alta carga de trabajo diario que a su vez están sometidas a mucho estrés, que acumulan altos niveles de ansiedad de manera prolongada y en muchas ocasiones terminan en cuadros ansioso depresivos.

    Nos vamos a centrar en nuestro post en los pacientes con demencia o dependientes mayores tras un ictus, pero no nos olvidamos de otras enfermedades que obligan a las familias a cuidar a uno de sus miembros por altos grados de dependencia (ELA, parálisis cerebrales infantiles..etc).

    • La primera recomendación a tener en cuenta y que es muy importante interiorizarla es que si no estamos bien nosotros, es difícil (por no decir que imposible) que podamos cuidar de manera continuada sin claudicar. Para ello debemos cuidarnos a nosotros también, sin sentimientos de culpa y sin pretender hacerlo todo nosotros "porque no lo van a hacer igual de bien que yo". Debe ser un trabajo compartido, en la medida que se pueda, porque deben implicarse el resto de miembros de la familia. Los cuidadores de pacientes con demencia, a menudo son personas mayores también, lo que hace que esta sobrecarga de trabajo sea mas difícil de llevar. Y, a menudo, al formar parte de una generación que tiene mas interiorizada la labor del cuidador, no se dejan ayudar. Es importante hacerles ver la importancia que tiene dejar participar al resto de la familia o cuidadores externos en el cuidado. Hay que empezar por mantenerse activo, fuera de las labores del cuidado. Para ello es fundamental hacer ejercicio diario, principalmente caminar, aunque hablaremos mas adelante, en otro post, de ejercicios de fuerza y equilibrio mas específicos y adaptados a cada situación. Manteniéndonos en forma, por ejemplo, caminando a buen paso 30’ diarios, a ser posible mañana y tarde, y haciendo una tabla de estiramientos, minimizaremos los riesgos de lesiones al movilizar, asear etc y además disminuimos el estrés, la ansiedad y "recolocamos" los pensamientos negativos. Pero para que el cuidador pueda hacer este ejercicio, evidentemente, necesita ayuda para que alguien se quede con la persona dependiente mientras lo hace. Y además es fundamental que lo consiga hacer sin sentimiento de culpa, y entienda que ese es "su momento" y que tiene "derecho a él", que "se lo ha ganado". Inconscientemente estamos haciendo que el cuidador aprenda a conocer sus limites, a establecerlos, a saber pedir ayuda, a compartir responsabilidades…y nos evitaremos en un futuro que claudique de manera brusca, sin que tengamos un plan B organizado. Si no podemos externalizar esos cuidados deberá ser el resto de la familia los que lo asuman.
    • El segundo consejo es tener un profesional sanitario de referencia, con el que se pueda contactar de manera mas o menos urgente cuando detectamos descompensaciones en el trastorno de conducta o en la funcionabilidad del paciente. Mi consejo es que ante la mas mínima duda consultéis. En este perfil de paciente es preferible "pasarse, que no llegar". A todos los implicados en el cuidado os va a dar mucha tranquilidad, y es un antes y un después cuando sabes que no estas solo en esta labor de cuidar al paciente con demencia. Además, os daremos estrategias sobre como manejar las situaciones mas conflictivas como, por ejemplo, cuando se ponen agresivos, piensan que están en otra casa o no quieren comer.
    • El tercer consejo es estar muy pendientes de los signos de sobrecarga del cuidador, que os deje descritos en un post anterior (Síndrome de sobrecarga del cuidador del paciente con demencia) y solicitar siempre valoración médica de los mismos.
    • El cuarto consejo, es intentar tomarse las cosas con todo el humor del que se sea capaz (sé que es muy difícil), pero nuestro estado de ánimo se lo trasmitimos a ellos también. No se trata de infantilizarlos, pero hay que ser conscientes de que esa persona que en ese momento te insulta, no te reconoce... en esencia es tu marido/esposa/familiar…pero su cerebro es el que no funciona, no tiene voluntad en hacerte daño o hacerte sufrir aunque te lo parezca; no va a comprender por mucho que le insistas, ni va a "interpretar" tus ironías…es decir, la persona está físicamente, pero ya no es ella psíquicamente. Interiorizar esto ayuda muchas veces a sobrellevarlo mejor.
    • Y el quinto y último consejo es contactar con las asociaciones de familiares de enfermos en la misma situación que os ayudará a compartir experiencias, a aprender más acerca del manejo, y en definitiva a darte cuenta de que no estas sol@ en esta labor y de que lo estás haciendo bien.

    Esperamos haberos ayudado y desde aquí nuestro mas sincero reconocimiento a todos est@s cuidadores que hacen de nuestra sociedad un mundo mejor.

  • ¿Se está demenciando mi familiar?

    Muchas veces nos surgen dudas de cómo y cuándo hay que sospechar un deterioro cognitivo (ya no lo llamamos demencia). Empezamos a notar "cosas" en nuestro familiar, pero muchas veces las minimizamos o asociamos a "la edad". La edad "persé", no provoca el deterioro cognitivo, aunque sea uno de los factores de riesgo para padecerlo. Por lo tanto, no debemos normalizar los síntomas y signos del deterioro cognitivo.

    Vamos a intentar hacer un resumen de cuándo es conveniente consultar y ser evaluado por un especialista.

    Si aparece:

    • Pérdida de memoria que empieza a interferir en su día a día. Les objetivamos dificultad para aprender o retener información nueva. Se muestran muy repetitivos en las conversaciones, o no recuerdan parte de las mismas, aunque sean recientes. También pueden olvidar sucesos, citas… Extravía objetos con frecuencia o los pone en sitios inadecuados (el monedero en la nevera por ejemplo).
    • Desorientación en tiempo y lugar: confunden los días. Pueden tener dificultades para conducir, incluso en recorridos que para ellos sean familiares, o perderse en la calle, especialmente cuando van a sitios que no son recorridos diarios.
    • Empieza a haber dificultades en la capacidad de razonamiento y para planificar la resolución de problemas domésticos. Se empiezan a "agobiar mucho" ante situaciones que antes resolvían sin problemas. Tienen dificultad para seguir correctamente ejecuciones que impliquen varios pasos sin ayuda, por ejemplo, a la hora de cocinar y seguir una receta.
    • Problemas de lenguaje: tiene dificultad creciente para encontrar las palabras que expresen lo que quiere decir. Pueden empezar a mostrarse introvertidos, dejar de participar en las conversaciones y mostrarse "como distraídos".
    • Conducta más pasiva, poco empática, con pérdida de iniciativa para hacer cosas…
    • Cambios de humor, cada vez más frecuentes e imprevisibles. Se muestran más irritables de los habitual, desconfiados y tienden con más facilidad a mostrarse suspicaces, malinterpretando conversaciones o estímulos sensoriales. Pueden tener comentarios o conductas inapropiadas para el contexto social. En ocasiones también pueden aparecer temores desproporcionados (de robo, de que les va a faltar dinero, de contagio de enfermedad…etc)

    Si nos llama la atención alguno o varios de los síntomas previos, o bien porque no estaban previamente, o bien porque han empeorado notablemente en las últimas semanas, la recomendación es ser evaluado por un especialista. En la consulta realizaremos una valoración geriátrica integral, revisaremos toda su medicación, solicitaremos una analítica completa y una prueba de imagen cerebral. Con todo ello podremos discriminar si realmente hay deterioro cognitivo o no, si hay alguna causa reversible o tratable y os daremos consejos de manejo ante la evolución de la enfermedad.

  • Síndrome de sobrecarga del cuidador del paciente con demencia

    imagen postimagen postEl síndrome de sobrecarga del cuidador, o "del cuidador quemado", como también se le conoce, es un estado de agotamiento físico, emocional y mental que padecen las personas responsables de cuidar a un ser querido a largo plazo, y se detecta con muchísima frecuencia en las consultas de Geriatría cuando se valora a pacientes con deterioro cognitivo (demencia).

    En la mayoría de los casos, el rol de cuidador recae en un familiar, muchas veces el cónyuge o hijos. A la sobrecarga física y continua de cuidar a un paciente que, cada vez, va a necesitar más supervisión y, que progresivamente, se va a ir haciendo mas dependiente, se une una mezcla de sentimientos (enfado, frustración, negación, tristeza, ansiedad…..) y un duelo ambivalente (la persona esta físicamente, pero ya no es ella psíquicamente) que es el cóctel perfecto para padecerlo.

    Este síndrome representa un riesgo potencial para la salud del cuidador, que puede desembocar en un cuadro ansioso depresivo severo, y afectar a la atención que éste proporciona a su ser querido. Conocer la enfermedad y sus manifestaciones, contar con ayuda, romper el aislamiento y trabajar el autocuidado (conversar con amigos y familiares, alimentación saludable, ejercicio y técnicas de relajación....) nos ayudará a evitarlo. Por ello es muy importante detectarlo precozmente. Un Geriatra será el especialista que podrá ayudarte, no solo aconsejándote sobre como relacionarte con tu familiar con demencia, si no detectando sí, como cuidador principal, padeces este síndrome.

    ¿Cuando podemos sospecharlo?

    En muchas ocasiones se nos refiere por parte del cuidador que lo que primero que aparece es la sensación de sentirse sobrepasado, de no llegar a hacer todo lo que tienen que hacer. A este sentimiento se pueden asociar:

    • Sensación de estar cansado todo el día, con sentimiento de soledad, de vacío…
    • Trastornos del sueño
    • Irritabilidad: "se salta" por todo, especialmente en temas relacionados con el cuidado, se enfada y se pierde con mucha facilidad la paciencia con el/la paciente….
    • Nivel de estrés y ansiedad elevados
    • Se aísla de actividades de relación con otros, se abandonan aficciones, se muestra desinterés por nuevas experiencias, tienen sensación de que han perdido el autocontrol de los sucesos y elecciones vitales (uno de los predictores mas fuertes de depresión posterior).
    • Aparecen síntomas físicos que no se justifican por patologías, o empeoran los síntomas de enfermedades previas, especialmente en relación con cefaleas, dolores musculoesqueléticos o síntomas gastrointestinales.
    • Sentimiento de abandono o percibir que otros familiares se desentienden de la situación y de las necesidades de cuidado de la persona enferma.
    • Sentimientos de culpa por creer que no están atendiendo suficientemente bien a su ser querido, especialmente si la situación obliga a un ingreso en un centro residencial.

    Si aparecen uno o varios de los síntomas referidos, lo recomendable es acudir a un especialista para ser valorad@ y poder poner las medidas para minimizarlo y tratarlo a tiempo.

  • Evidencia científica de los beneficios de la musicoterapia en el paciente con demencia

    • La musicoterapia, que no hay que confundir con la música recreativa, está englobada dentro de las terapias no farmacológicas de la demencia (entre otras patologías neurodegenerativas). Utiliza la música como herramienta fundamental dentro de un tratamiento implementado por un profesional (musicoterapeuta), que trabaja aspectos físicos, psicológicos, cognitivos o sociales concretos.
    • En España, está registrada como ocupación laboral desde el año 2011, y su formación reglada se imparte como estudios de posgrado (Master) en diversas universidades y centros privados, de acuerdo con el Sistema de Acreditación Europeo de Musicoterapeutas Profesionales, amparado por la European Music Therapy Confederation.
    • La integración de la musicoterapia en el Sistema Nacional de Salud es todavía incipiente. Existen múltiples experiencias clínicas en el ámbito hospitalario con pacientes oncológicos, bebés prematuros, unidades de quemados, tratamiento del dolor... Con respecto a la enfermedad de Alzheimer (EA) y otras demencias, las intervenciones aparecen fundamentalmente en el ámbito privado y en proyectos aislados promovidos por diversas entidades público-privadas.
    • Sabemos que escuchar y producir música provoca activación de varias zonas del cerebro y trabaja el procesamiento de las emociones, la percepción, la atención, la memoria, potencian la integración neurosensorial, la plasticidad y ayudan en el procesamiento del lenguaje.

    ¿Qué evidencia existe sobre el beneficio de la musicoterapia en las personas con demencia?

    • En las primeras fases de la demencia pueden afectarse la prosodia y la sintaxis, lo que puede dificultar la interpretación, el tono y la intencionalidad de un mensaje. Sabemos que la adquisición y el procesamiento adecuado del lenguaje, en las primeras etapas de la infancia, se solapa a la adquisición y procesamiento de la música, ya que el cerebro considera la música como un tipo de lenguaje, y será más adelante, cuando ya separe la interpretación de los 2 dominios. Además de potenciar emociones positivas, la música prácticamente nunca despierta ciertas emociones como culpa, vergüenza o ira. Por ello la música ayuda a obtener resultados en la rehabilitación del lenguaje en daño cerebral adquirido.
    • Diversos estudios han desvelado que las personas con demencia tienen dificultades para recibir, procesar y responder a estímulos ambientales, y pueden reaccionar como si estuvieran en una situación de amenaza. La música ha mostrado cierta eficacia en la reducción de síntomas ansiosos, depresivos y en la reducción de los episodios de agitación y agresividad en personas con demencia.
    • Escuchar música ayuda a recuperar recuerdos autobiográficos y asocia a su mnemotecnia el aprendizaje de información nueva, al incorporar música a la tarea, ya que favorece la codificación diversificada de dicha información. Esta mnemotecnia musical por lo tanto, va a favorecer el funcionamiento de la memoria general.

    Existen aspectos especiales a considerar a la hora de utilizar la música en el ámbito de la geriatría

    • Repertorio: ha de extraerse de los cuestionarios de preferencias musicales, destacando el repertorio de la juventud de los participantes (aquel que se atesora entre los 18 y 25 años).
    • Ritmo y tempo: aunque el envejecimiento lleva añadido un enlentecimiento en las funciones motrices, el tempo de las canciones puede verse acelerado o ralentizado. Éste es también un factor con gran variabilidad individual, siendo preciso el ajuste por parte del musicoterapeuta frente a un paciente o grupo determinados.
    • Música en vivo: tiene mucha más aceptación y una gran capacidad de adaptación al momento, si bien es cierto que determinadas grabaciones son una herramienta indispensable para trabajar, por ejemplo, la reminiscencia.
    • Extensión vocal: a menudo, con el envejecimiento las voces de las mujeres se atenoran, mientras que las de los hombres se atiplan. El acompañamiento debe adaptarse para que las personas puedan participar cómodamente en el canto.
    • Volumen: adaptando la intensidad del sonido a las necesidades del paciente anciano de acuerdo con su capacidad auditiva.
    • Instrumentación: las personas mayores suelen preferir música melódica acompañada de manera sencilla con acordes que hacen destacar la melodía y la voz frente a la armonía y el ritmo. Por otro lado, a la hora de ofrecer instrumentos para acompañar o realizar improvisaciones, es importante tener en cuenta la capacidad auditiva y motriz de cada persona.

    La herramienta principal de la musicoterapia es obviamente la música, pero presentada a través de diferentes técnicas. El conocimiento de la situación basal del paciente anciano (gracias a la valoración geriátrica integral), así como su historia musical, es fundamental para el éxito de la terapia, que por supuesto siempre debe estar dirigida por un profesional acreditado y suficientemente cualificado.

    Bibliografía: Sequera-Martín et al. " Musicoterapia en la demencia del paciente anciano: fundamentos, aplicaciones y evidencia científica actual". Psicogeriatría 2015; 5 : 93-100.

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Sobre este blog

En el blog de la Dra. Fernández Letamendi, queremos acercar el mundo de la Geriatría a nuestros mayores y sus familiares, presentando una especialidad que, hasta no hace mucho tiempo, era desconocida para la mayoría de la población y que cada vez esta tomando más protagonismo, debido al envejecimiento progresivo y a la mayor esperanza de vida de la población.

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