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Blog del Sº de Cirugía Oral y Maxilofacial & Unidad de Odontología y Periodoncia Hospitalaria. Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo

  • La expresión facial. El lenguaje del alma

    Dr. Manuel Chamorro Pons

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    La alegría, la tristeza, el miedo, la atracción o el rechazo. Los sentimientos, desde los más primarios a los más elevados, se transmiten y muestran desde nuestro más profundo interior a través de la expresión de nuestro rostro.

    La expresión facial; ¡qué función fisiológica tan elevada! Cuánto se ha escrito, por ejemplo, sobre la profunda belleza y delicadísima expresión del rostro de la Piedad de Miguel Ángel. El gran escultor supo tallar perfectamente la piedra y reflejar hasta el más mínimo detalle del profundo dolor y el desgarro emocional de la Virgen María al recoger en su seno al recién crucificado. Y ¿qué me dicen de la Gioconda de Leonardo da Vinci?. Ríos de tinta han sido escritos para tratar de dar respuesta a una pregunta colosal. ¿Se ríe o no se ríe la Gioconda?

    En definitiva la expresión facial transmite fielmente el estado de ánimo, los sentimientos, el estado del alma.

    ¿Qué elementos integran la expresión facial? Trataremos de contestar esta tan pertinente y difícil pregunta.

    Los sentimientos se generan en el cerebro. En su modulación interviene la corteza cerebral y diversos núcleos de la base que integran y participan en la generación de los mismos. Sin duda es una función superior. El nervio facial transmite los impulsos generados en el cerebro y los conduce hasta los músculos superficiales de la cara. 24 pares de pequeños músculos cuyas casi infinitas combinaciones de contracción y relajación dan como resultado la expresión facial.

    Elevar las cejas, cerrar los ojos, contraer los labios… todos estos movimientos que configuran la expresión de una cara se transmiten de esta manera. Recibimos una sorpresa, nuestros órganos receptores de los sentidos vista, oído, tacto, gusto y olfato recogen los estímulos externos y los transmiten la cerebro. Allí se procesan y se nos hacen conscientes.

    Pensemos que entramos en casa e inesperadamente está allí un amigo al que no veíamos hace años y al que echábamos sinceramente de menos. Nuestros ojos lo ven, nuestros oídos recogen su característica voz. Esta información llega al cerebro. Allí se procesa, se hace consciente. Efectivamente es nuestro querido amigo, sin duda ha venido inesperadamente a vernos. El cerebro, reacciona, genera una respuesta. ¡Qué sorpresa!. El nervio facial, a la velocidad del rayo, envía estímulos a unos determinados músculos de la cara. Nuestras cejas se elevan, nuestra boca se abre de par en par y nuestros ojos casi se salen de sus órbitas. La expresión de sorpresa. Una de las más reconocibles y universales que existen.

    Se nos abren algunas preguntas sobre las expresiones faciales; ¿cuántas expresiones existen?. ¿Son las expresiones faciales universales?, es decir, ¿coinciden en cualquier cultura y en cualquier parte del mundo?

    Paul Ekman, uno de los mayores expertos mundiales en comunicación no verbal, ha pasado más de 40 años investigando los gestos faciales y las emociones humanas, y ha logrado responder a algunas de esas preguntas.

    Sus conclusiones son claras: las expresiones de ALEGRÍA, TRISTEZA, IRA, SORPRESA, ASCO, MIEDO y DESPRECIO, son universales, independientemente de la sociedad o cultura a la que se pertenezca. Un esquimal del polo norte o un guerrero masai africano exhibirían una facies similares si son súbitamente sorprendidos por ejemplo y respectivamente, por un oso polar o una leona hambrienta. Muy curioso

    El resto de los gestosson aprendidos. Por ejemplo el movimiento que nosotros hacemos con la cabeza de arriba a abajo para indicar Sí, significa NO en países como Bulgaria. En la India existen varios movimientos de cabeza para indicar sí, no o puede ser. Y tampoco coinciden con los nuestros. Definitivamente son gestos aprendidos.

    Sin embargo alguien que sienta asco en cualquier parte del mundo y pertenezca a cualquier cultura, haría el siguiente gesto:

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    ASCO: Ligera contracción del músculo que frunce la nariz y estrecha los ojos. El gesto de la nariz arrugada es simultáneo al de la elevación del labio superior.

    Lo mismo podrimos decir del miedo.

    MIEDO: Sucede (sigue) a la sorpresa. Párpados superiores elevados al máximo e inferiores tensos. Las cejas levantadas se acercan. Los labios se alargan hacia atrás.

    Y nos referirnos ahora a una expresión positiva, la alegría.

    ALEGRÍA: Contracción del músculo cigomático (que va del pómulo al labio superior) y del orbicular que rodea al ojo. Las mejillas se elevan y surgen "patas de gallo".

    Y así las 7 expresiones universales y comunes para todos los seres humanos.

    Como podemos deducir de lo expuesto hasta ahora, el papel del nervio facial es clave en la expresión de la cara. Hemos dicho que este nervio es el encargado de transmitir los impulsos cerebrales que configuran cada una de las expresiones faciales conocidas, así como también el resto de gestos aprendidos, a los músculos de la cara. De su contracción o relajación dependen cada una de las expresiones y gestos. ¿Qué ocurre, por tanto, si este nervio se daña y deja de conducir los valiosos estímulos?. Pues que la contracción muscular no se produce y, por tanto, la expresión tampoco.

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    La conocida como parálisis facial conlleva la paralización de un lado de la cara y por consiguiente la desaparición de cualquier gesto expresivo. Sin duda se trata de un gran problema de salud y una patología devastadora para el que la padece. Por si fuera poco, además de no poder mover un lado de la cara, si la parálisis facial se perpetúa en el tiempo, originará la pérdida del tono muscular, la atrofia de los músculos y la aparición de una severa asimetría de la cara incluso en estado de reposo.

    La cara aparecerá como torcida, asimétrica porque unos de sus lados está afectado de esta severa patología

    Y ¿Por qué puede producirse una parálisis facial?

    La mayoría de parálisis faciales, hablando de forma porcentual, se corresponden con un cuadro llamado parálisis de Bell. Se trata de un proceso de aparición súbita, y de causa desconocida, que cursa con la parálisis más o menos completa de un lado de la cara y que afortunadamente se resuelve de forma espontánea en unas semanas sin dejar secuelas en la mayoría de los casos. Pero, desafortunadamnte, no todos los casos de parálisis facial tienen una resolución tan rápida y feliz. En ocasiones el nervio facial se daña en traumatismos. Como las heridas que interesan al tronco o a alguna de las ramas del nervio. Otras veces la parálisis es el resultado indeseable de una cirugía oncológica que ha tenido que extirpar el nervio para lograr la eliminación del tumor. Y también existen las parálisis faciales congénitas.

    En estos casos la labor del cirujano maxilofacial es muy importante. Existen diversas técnicas quirúrgicas que pueden lograr la reconstrucción del nervio, la sustitución del nervio dañado por otro o los injertos neurales que aportarán los imprescindibles estímulos desde una zona alejada.

    En parálisis faciales de más larga evolución habrá que aportar también nuevos músculos a la zona para que la contracción sea posible. El objetivo del tratamiento será siempre devolver al paciente una cara equilibrada, simétrica, y que permita la expresión. Cada caso debe ser estudiado individualmente, debe diagnosticarse específicamente y aplicar el tratamiento de elección más adecuado.

    Desgraciadamente no todos los pacientes que padecen este problema saben que hay soluciones. Pero sí las hay. Volver a sonreír o mostrar un rostro simétrico y equilibrado siempre debe merecer la pena.

    En los Servicios de Cirugía Maxilofacial modernos y de calidad, como el que existe en el complejo hospitalario Ruber Juan Bravo, se concede gran importancia y atención a esta patología. Incluso contamos con una unidad específica de parálisis facial donde se estudian en profundidad los casos y son tratados con las técnicas más modernas y específicas que comentábamos anteriormente. Pensamos que ningún caso de parálisis facial debería quedar sin tratamiento. Siempre hay una oportunidad de mejora que repercutirá, sin duda, en una mayor calidad de vida personal y social del paciente.

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    Y para esa pregunta que se quedó en el aire, ¿sonríe o no sonríe La Mona lisa de Leonardo?. ¿Tenemos alguna respuesta después de haberse desarrollado tantos estudios sobre la expresión facial? Pues parece ser que sí. Tras analizar concienzudamente y bajo todos los prismas el rostro de La Gioconda, se han podido determinar qué músculos de la expresión facial se encuentran contraídos en el retrato y cuales no. Tras procesar miles de datos los científicos fisonomistas y expertos en la expresión humana han llegado una feliz conclusión. Leonardo, con su exquisita técnica del sfumato, supo reflejar exactamente ese preciso y tan efímero instante en que la Gioconda iba a echarse a reír. Casi nada.

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Sobre este blog

Las enfermedades de la cara y al cuello son extraordinariamente importantes por afectar a zonas del cuerpo críticas en el día a día de todo ser humano. Comer, masticar, respirar sin dificultad, dormir y descansar, e incluso sonreír son actividades que damos por supuestas pero que pueden verse afectadas gravemente tras traumatismos, tumores, infecciones o por enfermedades congénitas. El cirujano maxilofacial es el especialista central en estas enfermedades. Tanto el punto de vista médico, como el quirúrgico, como la repercusión social y personal de la patología de la cabeza y cuello son importantes para atender y cuidar apropiadamente a nuestros pacientes. Sin olvidar, claro está, a los odontoestomatólogos, periodoncistas, ortodoncistas y odontopediatras con los que trabajamos en estas tareas. En este blog describimos situaciones clínicas, informamos sobre tratamientos, y reflexionamos sobre lo que significa ser médico y cirujano maxilofacial en estos tiempos de cambio y avance continuo. Todo el equipo del Servicio de Cirugía Maxilofacial estaremos encantados de atenderte.

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