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Blog del Dr. José Azofra

  • Si PC no R

    Si-PC-no-RSi-PC-no-REste mensaje críptico aparecía encabezando las historias clínicas de mi juventud, cuando estudiaba medicina en un hospital madrileño. Todo el mundo, menos el paciente y su familia, sabía lo que aquello significaba: Si parada cardíaca, no recuperar.

    Y esa decisión que cualquiera entiende tan trascendente recuerdo que se tomaba de forma unilateral. O sea, el médico que llevaba el caso lo decidía, lo escribía en la carpeta de la historia y el asunto quedaba cerrado.

    Ahora, tantos años después, cuando en cualquier foro de gestión se oye hablar de la medicina centrada en el paciente, del empoderamiento, de la información necesaria, de la toma de decisiones compartidas, etc., etc., las cosas se siguen haciendo de manera similar, imagino o espero que con honrosas excepciones.

    Los médicos de los hospitales siguen decidiendo sobre algo tan crítico sin hablar, en un sentido u otro con el paciente y/o su familia. Cuando he preguntado a algunos compañeros internistas que por qué, la reacción más habitual es de sorpresa y confusión: "¿Que por qué? ¿Tú has visto los pacientes que nos ingresan?" Lo que quieren decir con esa contra-pregunta es que entienden que toman la decisión sobre pacientes que son claramente irrecuperables y que no hay nada que hablar con nadie, ni con el paciente ni con su familia.

    Sintiendo como sienten este argumento como verdad, evidentemente las cosas son más complicadas. A los médicos en general nos cuesta mucho hablar de las postrimerías, nos han hecho creer que estamos en el mundo solo para sanar, y pocas conversaciones se me ocurren más desagradables para un médico con su paciente que preguntarle lo que quiere que se haga en caso de que las cosas evolucionen mal, y más todavía informarle de cuál es su opinión en caso de que el paciente se la pida y ésta fuera que sería mejor no hacer nada.

    Y malo como es esto, las consecuencias son a veces peores. La ausencia de la conversación se acompaña muchas veces de falta de decisión. Y está en la experiencia de cualquier enfermera de planta de hospitalización o de cualquier médico que haya hecho guardia en planta, el caos que se produce cuando un paciente se para de manera más o menos insospechada, y la decisión sobre si se intenta recuperar o no se toma de la peor manera posible: a la carrera y por parte de un médico que conoce poco o nada al paciente.

    En la Comunidad en la que vivo existe un procedimiento administrativo, documental, burocrático, con una oficina y todo, que se encarga de gestionar, aunque no sé si es la palabra adecuada, las últimas voluntades del ciudadano que así lo desee. Hasta donde yo sé, por ahora no es muy útil, al menos desde el punto de vista del médico hospitalario. Hasta que la funcionalidad de este servicio mejore, y aunque lo haga, creo que a todo paciente que ingresa habría que hacerle dos preguntas. La primera, si quiere que en caso de parada querría que se le intentara reanimar. Y la segunda, si una vez reanimado/a querría que se limitara el esfuerzo terapéutico en alguna de sus prestaciones: ventilación invasiva, diálisis, alimentación parenteral, etc. Y lo que sea, hacerlo evidente y aparente en la historia clínica. La decisión sobre la recuperabilidad o no habría que actualizarla durante el ingreso, y en cada ingreso. Y todo ello independientemente de que exista o no el documento oficial.

    Este es un cambio que preveo muy difícil de realizar. Precisa de un cambio cultural, que el médico disponga de tiempo, y de conocimiento. Y estas necesidades se multiplican si ocurriera que el médico tuviera una opinión distinta que el paciente y/o en su caso la familia sobre la pertinencia o futilidad de la reanimación.

  • Muda

    Muda - Blog doctor AzofraMuda - Blog doctor AzofraComo repite el reconocido bloguero Dr. Azofra siempre que viene al caso, no hay nada más caro que un médico malo. ¿Y cómo de caro? Si nos fijamos en la sanidad USA, allí se considera que un tercio del gasto en Sanidad, o sea, un trillón (norteamericano) de dólares, es desperdicio. Por otro lado, se calcula y asume que las decisiones de los médicos (en USA y aquí) son responsables del 70% del gasto sanitario. Así que si asumimos empíricamente (o de forma gratuita) que las proporciones se mantienen, multipliquen...

    No será para tanto, desde luego, y menos en nuestro medio. Una parte nada despreciable de ese trillón norteamericano se lo llevan la hipertrofiada maquinaria administrativa, los seguros que se hacen los médicos contra la malpraxis, los gastos producidos en los pleitos incluyendo los honorarios de los abogados, y las indemnizaciones correspondientes. En el NHS británico se calcula que el desperdicio es de un 20%, y en nuestro país si no recuerdo mal un artículo que leí hace unos años se hablaba de un 14%. En cualquier caso, estaremos de acuerdo, estamos hablando de muchísimo dinero.

    ¿Y qué tiene que ver el título de este blog con toda esta historia? Bien, "muda" es el término que usan los japoneses, los que hablan japonés, y los expertos en gestión "Lean" cuando hablan de desperdicio. Y aunque yo no pertenezco a ninguno de los tres grupos señalados más arriba, he de reconocer que siempre me ha fascinado la cantidad de cosas que hacemos los médicos ( y el resto del universo asistencial) que no sirven para nada. O que hacemos mal y tenemos que repetir... o intentar enmendar... o desgraciadamente paliar.

    "Lean", como más o menos todo el mundo sabe, se puede traducir (esta vez del inglés) como delgado, aunque a mí, hablando de lo que estamos hablando, me gusta más el concepto de "magro", o sea, sin grasa. Esta cuasi filosofía de gestión industrial originaria del sistema de producción de Toyota se basa en conseguir la máxima eficiencia fijando el objetivo en lo que de verdad le importa al cliente (paciente en nuestro caso), y "adelgazando" los procedimientos de todo aquello que no da valor al producto final.

    Lean dispone de una serie de instrumentos, casi todos ellos nombrados en florido japonés como kaizen, o gemba, o jidoka, etc. Pero lo que realmente interesa no es tanto implantar estos procedimientos o instrumentos, sino que cada asistencial del hospital se pregunte en su día a día qué aspecto de su rutina diaria es susceptible de hacerse mejor, con mejores resultados para el cliente final, y ahorrando tiempo y dinero. Esto si uno se fija bien, no se diferencia mucho de lo que suele decirse de que el médico en su día a día tiene dos trabajos, y uno de ellos es preguntarse de qué manera lo puede hacer mejor.

    Esto del "Lean" da mucho juego, volverá a aparecer por este blog.


  • Prácticas habituales en la medicina hospitalaria con poco sentido...

    PRÁCTICAS HABITUALES EN LA MEDICINA HOSPITALARIA CON POCO SENTIDO - QuirónsaludPRÁCTICAS HABITUALES EN LA MEDICINA HOSPITALARIA CON POCO SENTIDO - QuirónsaludQue las analíticas no urgentes que pedimos los médicos se sigan extrayendo en ayunas. Es un atavismo que condiciona la eficiencia de los puntos de extracción, provoca horas punta de manera regular y es una incomodidad para los pacientes.

    Que ingresar un paciente implica que éste debe permanecer en cama por defecto. Provoca descondicionamiento físico y cardiovascular, aumenta el riesgo de trombosis venosa profunda y de caídas...

    En el paciente ingresado, prescribir antipiréticos condicionado a "si fiebre". Facilita la montaña rusa de la temperatura, las tiritonas con la subida y las grandes sudadas con las bajadas.

    En el paciente ingresado con antibióticos de amplio espectro, ordenar que se saquen más hemocultivos "si fiebre". Su rendimiento habitual es cercano al cero absoluto, nula eficiencia...

    Pedir a la familia, de manera sistemática, que salga de la habitación cuando se va a historiar/explorar un paciente. Parecería que se va a practicar un arte antiguo y peligroso que necesita que no haya testigos ajenos... Mejor preguntar primero al paciente su criterio, y luego a sus familiares si quieren o no estar.

    Hacer que un paciente que pide irse (de la urgencia o de la planta) firme un documento de "alta voluntaria", cuando en el informe que se lleva ya consta que se va en contra del criterio facultativo.. O peor, no hacerle ningún informe porque se ha ido en contra del criterio médico. Una reminiscencia de la medicina paternalista, del médico "papá" que se enfada cuando su "hijo" paciente no hace lo que se supone debe.

    Decidir sobre la no recuperabilidad de un paciente ("No reanimar en caso de parada"), sin discutirlo antes con el mismo paciente, y con la familia si el paciente lo desea o no está en condiciones de decidir por sí mismo. Más del punto relacionado con el punto anterior, el médico es el que decide porque es el que sabe lo que es mejor, y no hace falta que comparta con el/los interesados su conocimiento.

    La práctica habitual de los consentimientos informados, que parecen más un documento de exoneración en caso de que las cosas vayan mal que uno de información sobre las posibles opciones, y redactados de tal manera que es imposible que una persona con una cultura de grado medio sea capaz de entender lo que allí pone. Nada que añadir.

    Que se permita llevar bata con manga larga al personal asistencial, y las corbatas en los médicos. Aunque se sigue discutiendo su papel en la transmisión de las infecciones en el hospital, está claro que son un posible riesgo totalmente innecesarios. Y aquí incluiría yo también el fonendoscopio, aunque no me atrevo a decirlo muy alto...

    Que se insista hasta el aburrimiento con los mismos métodos año tras año en la necesidad del lavado de manos y se permita llevar en muñecas y dedos un rico muestrario de joyería mientras se está trabajando.

    Que se despierte a un paciente a las 6 de la mañana para preguntarle cómo está y qué tal ha dormido (y luego tomarle las constantes y todo lo demás). Esto es atención centrada en los turnos, y no en el paciente.

    Que te pongas guantes siempre que tocas a un paciente, totalmente alienante y que expresa claramente dónde está el punto de interés.

    Que exista un informe de alta médico y otro de enfermería, como si el paciente hubiera sido asistido por dos equipos clínicos distintos que tienen que contar y prescribir cosas distintas.

    (Continuará...)

  • La curiosa relación entre las tuercas, el elefante, y el lavado de manos

    Einstein definió como loco aquél que espera obtener resultados distintos haciendo siempre lo mismo. Y esto viene a cuento de que este cinco de mayo se ha celebrado un año más el día de la higiene de manos.

    Lavado de manosLavado de manos

    Y de nuevo hemos presenciado los mismos rituales formativos/de recuerdo/de estímulo/de..., que hacemos año tras año... alcanzando los mismos (magros) resultados...

    Ya escribí sobre el lavado de manos anteriormenteEste enlace se abrirá en una ventana nueva, tras un estudio concienzudo basado en una experiencia personal, y lo publiqué aquí... Esta vez el estimulo para escribir sobre esto otra vez se basa en una documentación que ha publicado el CDC norteamericano coincidiendo con la efeméride... De este documento destaco dos puntos:

    1. El primero, que reconoce abiertamente que el lavado de manos se realiza por parte de los profesionales en menos de un 50% de las ocasiones (totalmente de acuerdo, claro).
    2. El segundo, que es el que me fascina/horroriza, que un profesional puede necesitar lavarse las manos 100 veces por turno de 12 horas, dependiendo de su carga de trabajo. ¿Alguien normal cree que alguien normal se va a lavar las manos 100 veces o más? ¿Y el tiempo que eso llevaría? Un simple cálculo, partiendo de 30 segundos por lavado/secado (rápido) estamos hablando de casi 1 hora. Alguien dirá que es un turno de 12 horas y aquí el personal de enfermería (el que más está en contacto con los pacientes) suele hacerlo de 8 horas; a eso se contesta que en USA en las plantas habituales nunca (hasta donde yo sé) hay más de 6 pacientes por enfermera y aquí no es excepcional que la proporción sea doble, hasta 12 o más pacientes por enfermera.

    En mi época de responsabilidad en esto de la Seguridad del paciente siempre me había sorprendido cómo en las discusiones en los distintos foros nunca se mencionaba la carga de trabajo en relación con el cumplimiento del lavado de manos. Todo era cultura, y poner carteles, y demostraciones prácticas... Era como lo del elefante en la habitación, que todo el mundo lo veía pero nadie se decidía a mencionarlo...Entendible, claro, porque el elefante era un elefante muy caro...!

    Líbreme el cielo de enmendar la plana a la OMS, y al CDC, e incluso al Ministerio de Sanidad, pero me encantaría encontrar gente lista que empiece a pensar por fuera de lo tradicional, que deje de dar la vara año tras año con las mismas soluciones que se han mostrado tan poco rentables, y plantee opciones nuevas... Seguir usando el martillo no va a hacer que la tuerca se convierta en clavo..

  • Sobre el complejo mundo de las dietas hospitalarias

    Este tema ya lo he tocado tangencialmente en un blog anterior, pero aquí quiero extenderme un poco más.

    Sobre el complejo mundo de las dietas hospitalariasSobre el complejo mundo de las dietas hospitalariasLas variedad de dietas disponibles en un hospital y que pueden prescribirse a un paciente son muchísimas si sumamos todas las posibles combinaciones. Y es sorprendente tal diversidad, porque la evidencia científica que respalda que la evolución de un paciente hospitalizado por un problema médico vaya a depender de que reciba un tipo de dieta u otra es muy escasa, por decir algo en lugar de nada. Anda por algún lugar entre la hidrología y la homeopatía.

    Igual de curioso es la facilidad con la que un médico prescribe dieta absoluta. Un estudio publicado en la revista de la Clínica Mayo el año pasado mostró que un 20% de las órdenes de dieta absoluta no estaban justificadas. Esto es un negocio extraordinario para los laboratorios que fabrican parenterales light (que pueden administrarse por vía periférica) y una fuente no despreciable de gasto sanitario innecesario.

    Volviendo a lo de las dietas. Pongamos por ejemplo la dieta de 1000 ó 1500 calorías para diabético, baja en grasas y sin sal, que es la que puede sufrir cualquier ingresado obeso, diabético e hipertenso. Creo que casi nadie sabe lo que es una dieta "sin sal" hasta que la prueba en un hospital. Si al hecho reconocido universalmente de que la palatabilidad de la comida del hospital no es de las mejores le añadimos unas peculiaridades como las descritas, y que el apetito de la gente enferma es por definición muy escaso, no parece muy inteligente provocar semejante tormenta perfecta si queremos que el paciente se nutra lo mejor posible. Y para terminar de pintar el cuadro, no debemos olvidar que la enfermedad, cualquiera, se caracteriza en mayor o menor medida por una situación catabólica en la que el organismo consume energía por encima de la habitual.

    Es entendible que lo que hacen los médicos con la mejor intención es prescribir el tipo de dieta que se supone, más o menos, que el paciente debería hacer en su casa en relación con sus patologías. Parece claro que un diabético de tipo II debe hacer un tipo de dieta, menos clara es la relación de los hipertensos o los pacientes con insuficiencia cardíaca, y la sal en la dieta. Pero fíjense en el debería... Un compañero sabio, y obeso, decía que con la iglesia, hacienda, y la dieta es muy difícil sentirse con la conciencia tranquila.

    Así que yo lo que haría es preguntarle al paciente ingresado algo así como: "Estimado paciente, partiendo de la base de que está en un hospital y no en su restaurante favorito, dígame: A usted, ¿qué dieta le apetece seguir?" Y ya habrá tiempo para educarle cuando se le de el alta...

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Sobre este blog

Me llamo Jose Azofra y soy médico internista. Mi idea es compartir y discutir con vosotros algunas de las novedades que van surgiendo en el mundo de la gestión y política sanitaria, y que entiendo pueden tener una repercusión más directa e inmediata sobre la relación del mundo sanitario con los pacientes.

El cambio de cantidad por calidad, el rol central del paciente en las decisiones que le afectan, el cambiante papel del médico en el mundo asistencial, la relación entre primaria y especializada... Todos estos puntos y muchos más se están revisando en el mundo de la salud, empujados por los cambios en la política sanitaria que se están dando en los países de nuestro entorno.

Perfil profesional
Dr. José AzofraDr. José AzofraMedicina Interna, Dirección de Sistemas

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