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Blog de la Dra. Fernández Letamendi. Geriatría. Hospital Quirónsalud Zaragoza

  • ¿Qué vacunas se recomiendan si tengo más de 65 años?

    Pensamos que las vacunas solo tienen que ponérselas los niños, pero conforme envejecemos también lo hacen nuestro sistema inmune y a esto se le denomina inmunosenescencia. Es importante que cuidemos este aspecto, ya que las vacunas nos ayudan a estar mas protegidos para que, aunque nuestro sistema inmune no tenga la misma capacidad de defensa, esta pueda ser suficiente ante determinadas infecciones porque contamos con esta inmunidad " de reserva".

    ¿Qué vacunas se recomiendan en mayores?:

    • Vacuna gripe: una dosis anual dentro de la campaña de vacunación. Se recomienda a partir de los 60 años, especialmente en los grupos de riesgo: pacientes con enfermedad crónica metabólica (Diabetes, obesidad, insuficiencia renal crónica…), enfermedad cardiovascular o respiratoria crónica, institucionalizados, pero también en los cuidadores y convivientes de estos pacientes.
    • Vacuna neumococo: se recomienda actualmente una dosis única de la nueva vacuna conjugada VNC20, que no necesitaría más dosis de recuerdo, frente a las pautas de vacunación previa con VNC13 y/o VNP23. Dependerá principalmente de la disponibilidad de esta vacuna, que de momento es escasa, por lo que en algunas CCAA todavía tienen protocolizada una pauta de VNC15+VNP23. En el caso de haber recibido alguna de estas pautas previas hay que consultar con su medico si precisa recuerdo o no y con que pauta.
    • Vacuna dTPa : Difteria, tétanos, tosferina. Según la cohorte a la que pertenezca el/la paciente (año de nacimiento, si hizo servicio militar o no, país de procedencia…) se estima una primovacunación o no, y en dependencia de ello la necesidad de pauta vacunal completa o recuerdo. En la mayoría de los mayores de 65 años se recomendará una dosis de recuerdo salvo excepciones.
    • Vacuna SarsCov2: pauta completa de vacunación ( 2 dosis en la mayoría de vacunas) y al menos una dosis de recuerdo, o pauta de 3 dosis si no ha recibido pauta completa previa. Se hace recomendable la dosis de recuerdo en caso de inmunodepresión, institucionalización...
    • Vacuna VHZ (Varicela Zoster): se recomienda en determinados grupos de riesgo, a partir de los 18 años, especialmente en los inmunocomprometidos. No obstante la recomendación del Ministerio de Sanidad a partir de los 65 años, es comenzar desde el 2022 cada año a vacunar las cohortes de edad empezando por la de 80 años en descenso según la disponibilidad de vacunas.
    • Vacunas contra hepatitis A y B, vacunas contra Haemophilus influenzae tipo B y vacunas contra el meningococo se individualizara la recomendación en estas cohortes de edades, especialmente por contacto y/o inmunodepresión.

    Los procesos infecciosos de los que nos protegen las vacunas son peor tolerados a mayor edad y tienen mas riesgo de complicaciones graves que pueden poner nuestra vida en riesgo. Es muy importante tener actualizado el calendario vacunal y preguntar siempre a nuestro medico para individualizar todas estas recomendaciones generales y las dosis que precisamos en cada momento.


  • Temblor en el adulto mayor: cuándo conviene valorarlo

    temblortemblorConforme envejecemos es más frecuente que aparezcan temblores o bien porque el envejecimiento empeora los mecanismos adaptativos a distintas circunstancias externas o bien porque es mas frecuente la prevalencia de determinadas enfermedades. Sin embargo no debemos normalizar la aparición de temblor a partir de cierta edad.

    El temblor puede ser un mecanismo de respuesta del organismo ante la adaptación de éste a bajas temperaturas, fiebre, inicio de infección, bajadas de azúcar o ser efecto secundario de algunos fármacos (como los anestésicos por ejemplo).

    Pero fuera de estas circunstancias puntuales, puede aparecer temblor mas frecuente, habitualmente en las manos qué, aunque no sea excesivamente grave, si que puede limitar determinadas actividades mas avanzadas (escribir, coser…) y puede llegar a afectar también a algunas actividades básicas (comer, vestirse…), limitando nuestra autonomía y calidad de vida, por lo que es importante valorarlo siempre para poder determinar la causa y el posible tratamiento para mejorarlo.

    En general, en el adulto mayor el temblor suele ser o un temblor esencial o bien un temblor secundario, ocasionado la mayoría de las veces por lo que denominamos parkinsonismos.

    El temblor esencial es un trastorno neurológico no degenerativo, que suele debutar a partir de los 40 años, que no se relaciona con otros problemas de salud pero que si que puede tener condicionante genético y aparecer en varios miembros de la misma familia.

    Afecta principalmente a manos, cabeza y voz y se caracteriza por un temblor de intención de alta frecuencia, que suele empezar gradualmente y en una sola mano (aunque puede darse en las 2) o en la cabeza (con un movimiento que recuerda a afirmar o negar con la cabeza repetitivamente).
    A diferencia del temblor característico de la enfermedad de Parkinson, el temblor esencial suele empeorar al realizar acciones (ej.: coger un vaso), con la ansiedad o al beber alcohol o tomar café, aunque puede progresar posteriormente.

    En cambio, en la enfermedad de Parkinson o en los denominados parkinsonismos, el temblor también aparece en reposo, es constante y se asocia con más problemas de salud como dificultades a nivel muscular con una postura encorvada, peor equilibrio, rigidez, movimientos lentos, dificultad para caminar o incluso puede relacionarse con trastornos del sueño, del ánimo, deterioro cognitivo, hipotensión ortostática, problemas de vejiga o intestinales (estreñimiento), problemas para tragar o disfunción del olfato. Puede tener predisposición genética, desencadenante ambiental (ciertos herbicidas y pesticidas) o estar causados por problemas vasculares cerebrales o ser efecto secundario de algunos fármacos.

    Por eso, insistimos, es muy importante que no normalicemos el temblor como algo esperable con el envejecimiento ya que algunas causas pueden ser reversibles y si no, al menos, podemos proporcionar el tratamiento mas adecuado para minimizar los síntomas y enlentecer la progresión de la enfermedad.

  • "Estoy perdiendo memoria... pero claro, a mi edad es normal"

    Esta frase que oímos autorreferenciada tantas veces a los pacientes en la consulta, o a sus familiares, es ROTUNDAMENTE FALSA. La tan utilizada expresión de "DEMENCIA SENIL" NO EXISTE. Hoy en día ni siquiera utilizamos el término de demencia sino que lo llamamos deterioro cognitivo.

    Tan cierto como que hay, y vemos, personas nonagenarias con un estado cognitivo perfecto, también es cierto que el número de enfermedades que hacen perder la memoria (enfermedades degenerativas o vasculares cerebrales) aumenta con la edad y puede afectar hasta un tercio de las personas mayores, especialmente a partir de los 80 años. Pero también hay condiciones que puede estar haciendo que la memoria empeore, como por ejemplo alteraciones en el tiroides, anemias, empeoramiento de la función renal, déficits vitamínicos, descompensaciones cardiacas, pequeños ictus que han pasado desapercibidos o procesos ansioso-depresivos…... Si no se permite a estas personas acudir al médico se les estará privando de la posibilidad de recibir un diagnóstico correcto y un tratamiento eficaz.

    Por eso es fundamental acudir siempre al geriatra cuando aparecen estas quejas de memoria, aun cuando los test que se puedan realizar con otros especialistas arrojen resultados "normales" o cuando sean pequeños fallos de memoria o concentración que tendemos a minimizar. Hay que realizar una valoración geriátrica exhaustiva, porque podemos estar perfectamente ante el inicio de un deterioro cognitivo, al que habrá que realizar un seguimiento periódico y en el que se pueden realizar muchas acciones tanto preventivas como terapéuticas para mejorarlo y enlentecer su progresión. Además os enseñaremos en la consulta, tanto a vosotros como pacientes como a vuestros familiares, qué puede ser esperable en tu situación y como abordarlo de la mejor manera.

    El deterioro cognitivo una vez comenzado, hoy por hoy, no tiene cura pero sí que contamos con tratamientos específicos para enlentecer la progresión y podemos tratar las causas reversibles concomitantes que lo pueden estar empeorando, con lo que se consigue vivir el mayor número posible de años de manera autónoma y con la mayor calidad de vida. Como dice este Blog, los geriatras tenemos como objetivo LLENAR DE VIDA LOS AÑOS.

  • Tips a considerar sobre el frío y los mayores

    1. La temperatura corporal no cambia por el envejecimiento, pero sí que se observa un deterioro de la regulación de la temperatura corporal y, por lo tanto, de la capacidad de adaptación a las distintas temperaturas ambientales.
    2. Estas alteraciones están en relación con la pérdida de la grasa subcutánea, la mayor fragilidad capilar y la disminución en la capacidad de transpiración, que sí que aparecen con el envejecimiento. Por este motivo las personas mayores perciben con menor intensidad un sobrecalentamiento (de hecho incluso en caso de infección pueden no tener fiebre como respuesta a ella) y perciben con mas facilidad la sensación de frio incluso con temperaturas mas suaves.
    3. Pero cuando las temperaturas son bajas, el organismo reacciona perdiendo calor, lo que contrae los vasos sanguíneos cutáneos para tratar de mantener la temperatura corporal, y en algunas personas mayores, puede provocar elevaciones de tensión arterial.
    4. En estas circunstancias además, hay que tener en cuenta que en pacientes con enfermedades que empeoren su movilidad (Parkinson, demencia, ictus previos…) las dificultades para ponerse ropa de abrigo si no estamos vigilantes pueden hacer que se incremente el riesgo de hipotermia. Los síntomas que nos deben hacer sospecharla son la somnolencia, confusión, pulso débil o mayor dificultad para moverse. …Si detectamos estos síntomas en este contexto de frio hay que abrigarlos y contactar con los servicios médicos de urgencias.
    5. Pero a veces, la sensación de frío puede ser debida a una enfermedad, por eso es importante estar al tanto de otros síntomas asociados. Por ejemplo:
    • puede deberse a un trastorno tiroideo, y tener asociado entonces empeoramiento cognitivo, mayor enlentecimiento, estreñimiento o aumento de peso no justificado.
    • O estar relacionado con una diabetes no diagnosticada y asociar además sed, aumento de micción y perdida de peso no justificada.
    • Ante la menor duda en este sentido (que suele ser que la queja de frio sea muy desproporcionada con respecto a la temperatura ambiente) se hace recomendable la consulta medica para descartar otra patología.
  • Edadismo: cuando discriminamos a nuestros pacientes por su edad

    En este post, compartimos la intervención de la Dra. Fernández Letamendi en el webinar "Edadismo", organizado por el COMZ y celebrado el pasado mes de diciembre.

    La especialistas en geriatría insistió de nuevo en la importancia de individualizar tratamientos en los adultos mayores basados en la valoración geriátrica integral, adaptándonos a su situación de mayor o menor fragilidad previa y no exclusivamente a su edad. Cada vez hay más colaboraciones con otras especialidades como son Traumatología, Cardiología, Oncologia, Hematologia o Cirugía, que refuerzan el éxito terapéutico, disminuyen el encarnizamiento y adaptan tratamientos que anteriormente se desestimaban.

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Sobre este blog

En el blog de la Dra. Fernández Letamendi, queremos acercar el mundo de la Geriatría a nuestros mayores y sus familiares, presentando una especialidad que, hasta no hace mucho tiempo, era desconocida para la mayoría de la población y que cada vez esta tomando más protagonismo, debido al envejecimiento progresivo y a la mayor esperanza de vida de la población.

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