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Blog del Dr. Alfonso Vidal Marcos. Anestesiología y Reanimación. Hospital Sur.
La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), es el trastorno neurodegenerativo del sistema motor más frecuente en los adultos. Su incidencia llega hasta dos por cada 100 000 habitantes por año alcanzando el pico máximo entre los 55 y 75 años. Las personas con ELA muestran una combinación de signos de la motoneurona superior e inferior que suele llevarles a una parálisis progresiva de todos los músculos, incluyendo los respiratorios, siendo la insuficiencia respiratoria el resultado final y la causa más frecuente de muerte. Más de la mitad de los diagnosticados fallece en los tres años siguientes al diagnostico de esta enfermedad rápidamente progresiva.
La destrucción de los tractos nerviosos que llevan el control motor en la parte lateral de la médula y la atrofia muscular explican el nombre de la enfermedad descrita por Charcot en 1869.
Los primeros síntomas de Esclerosis Lateral Amiotrófica suelen ser contracciones musculares incontroladas. Seguidas de parálisis lentamente progresiva de los músculos de manos y dedos. La enfermedad se extiende afectando centrípetamente cada vez más grupos musculares, en brazos piernas y cinturas pélvica y escapular, con pérdida progresiva de capacidad y movilidad.
El dolor es un síntoma muy frecuente en los estadios finales de la enfermedad afectando a un 80% de los pacientes, aunque en sus primeros momentos no tiene mucha relevancia.
Suele afectar a la región lumbar, hombros, cuello y piernas. Se supone que se produce por el estrés progresivo de los huesos y articulaciones afectados por la atrofia muscular que envuelve su estructura. Podría deberse a contracturas, rigidez articular, los calambres y la espasticidad.
Por otra parte la inmovilidad progresiva suele ocasionar decúbitos en las zonas de apoyo con aparición de lesiones ulcerosas por isquemia. Otros casos, refieren alteraciones sensoriales concomitantes a las motoras (11%) que pueden desencadenar dolor.
No siendo el dolor el primer síntoma, tampoco el tratamiento del dolor es el prioritario. El tratamiento de la ELA se basa en dos principios: evitar el progreso de la enfermedad y aliviar los síntomas que aparecen de forma progresiva.
El tratamiento que tiene como objetivo lentificar el avance de la enfermedad se realiza con un medicamento que antagoniza la acción del glutamato, el Riluzol. Con ello se pretende que la instauración de la parálisis sea más lenta.
El tratamiento sintomático pretende mantener la capacidad y la movilidad el mayor tiempo posible. Para ello la fisioterapia continua que fomente la función muscular que pueda mantener los músculos afectos, el empleo de férulas, muletas y órtesis que compensen los déficits de grupos musculares específicos y la educación postural son fundamentales.
El apoyo psicológico, es esencial, no solo en esta, sino en todas las patologías invalidantes, en todas las patologías crónicas y, desde luego, en aquellas que por su evolución están abocadas a la invalidez.
En los momentos más avanzados de la enfermedad puede ser necesario el soporte al habla, a la deglución, a veces con gastrostomías, y finalmente a la ventilación.
En cuanto al dolor, el paracetamol y los AINES constituyen la primera línea de tratamiento. Los opioides, desestimados durante mucho tiempo por su posible interferencia en los reflejos respiratorios, se abren camino actualmente como excelentes alternativas con el control de dosis y la elección del perfil más adecuado para el paciente.
El dolor ocasional en las fases iniciales de la enfermedad es una constante en la enfermedad avanzada. La intensidad leve al principio es severa en pacientes con un cuadro avanzado.
La combinación de medicamentos para controlar la espasticidad y los calambres como baclofeno, carbamacepina, magnesio o benzodiacepinas constituyen una línea de actuación complementaria excelente.
Sin duda, las medidas físicas comentadas y el apoyo psicológico son la pieza clave del tratamiento.
En muchas enfermedades como la que nos ocupa, el dolor no es un elemento central pero genera un agravamiento sintomático tan intenso que puede convertir la vida normal en un suplicio.
El tratamiento de estas enfermedades incurables, fatalmente progresivas, debe basarse siempre en comprensión de la enfermedad, en los cuidados generales para preservar la dignidad y en el alivio de los síntomas. Muchas veces no somos capaces de curar, pero nuestro esfuerzo no es menos importante, ni la repercusión sobre los pacientes es menor.
La vida, a menudo, se plantea injusta, inapelable en sus circunstancias, depende de nosotros ayudar a sobrellevar con dignidad y con calidad de vida, cuadros tan complejos como la ELA a nuestros pacientes.
Gracias por su comentario Myrna.
Consulten con su médico, recomendar un fármaco sin conocer las circunstancias del proceso ni las del paciente sería poco prudente.
Un saludo,
Gracias por su comentario Marcela.
Por lo que me cuenta, parece que está teniendo una pérdida progresiva de fuerza en una parte del cuerpo, con esos datos no podría descartar que pudiera ser una ELA.
Debería buscar ayuda especializada y realizarse las pruebas diagnósticas correspondientes para descartar esta patología. Consulte con especialistas en neurología.
Un saludo,
Gracias por su comentario Carlos.
Entiendo muy bien su circunstancia, una enfermedad como la suya necesita desde luego tratamiento sintomático del dolor, de la espasticidad, pero también necesita el apoyo psicológico para que usted y sus familiares puedan afrontar de la mejor manera posible algo que es realmente complejo.
Le envío toda mi comprensión y un abrazo fuerte,
Gracias por su comentario Patricio.
En el caso de la enfermedad de su padre, se plantean dos problemas. El principal es que es una enfermedad degenerativa y progresiva, lo que hará que se incremente de una forma progresiva; por otra parte, además del paracetamol puede emplear otros analgésicos como el Metamizol, el Tramadol o de una manera discontinua, antiinflamatorios, como naproxeno, ibuprofeno, etc. Y con un razonable seguimiento, algunos más potentes como la buprenorfina o el fentanilo.
Consultando con especialistas de dolor, le pueden realizar bloqueos analgésicos selectivos en miembros o en espacio epidural.
En suma, creo que existen herramientas que pueden explorar para un razonable alivio, que no una solución de la patología.
Un saludo y mucho ánimo,
Gracias por su comentario Virginia.
Le envío todo mi apoyo y solidaridad.
Un fuerte abrazo,
Gracias por su comentario Josué.
Una patología como la que me comenta, ELA, aunque tiene una aparición progresiva, suele cursar con pruebas como las que le han hecho con indicios de patología.
El electromiograma suele dar datos bastante fiables y si se plantea duda, siempre le puede hacer una biopsia muscular. Creo que lo correcto sería seguir observándose y consultar con médicos de su confianza por si necesita realizarse más adelante alguna de estas pruebas. Muchas veces el dolor en miembros inferiores depende de otras alteraciones, como hernias de disco. Consulte si este puede ser su caso.
Un saludo,
Gracias por su comentario Gonzalo.
Con esos datos no podemos asegurarle nada, consulte con un especialista en neurología.
Un saludo,
Gracias por su comentario Johanna.
La medicina y la vida tienen sus reglas, que se imponen muchas veces a pesar de nuestras preferencias. Ánimo, espero que la medicación responda a las expectativas y les ayude.
Un saludo afectuoso,
Gracias por su comentario Montserrat.
La ELA es una enfermedad que afecta a la unión muscular y que se caracteriza por la pérdida de capacidad y por el dolor, pero eso no quiere decir que no pueda tener síntomas que se presenten de forma inespecífica como los que nos refiere.
con los datos que cuenta podrían ser áreas de Inflamación localizada que responderían a medidas físicas locales, aunque no se podría descartar otros problemas, incluso enfermedades concomitantes.
Lo mejor es que consulte con sus médicos de forma presencial para que puedan hacerle una exploración directa.
Saludos,
Gracias por su comentario Gerardo.
Entiendo su circunstancia y le mando toda mi comprensión y afecto.
La ciencia progresa cada día y puede que mientras escribo estas líneas se produzca algún progreso en la investigación que nos ayude a mejorar su calidad de vida.
Un saludo muy afectuoso,
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