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Blog de las Unidades de Obesidad de Quirónsalud Alicante, Murcia, Torrevieja y Valencia.

  • Desconfía de las dietas milagro

    Dietas MilagroDietas Milagro

    Cada cierto tiempo, normalmente en primavera (coincidiendo con la "operación bikini") y después de los excesos navideños, nos encontramos con publicidad de nuevos métodos y productos que nos prometen deshacernos fácilmente de los kilos de más. Nos vienen rápidamente a la cabeza la dieta de la piña, la de la alcachofa, la famosa dieta Dukan, productos "captagrasas", batidos, pastillas "quemagrasas" y demás opciones a cuál más original.

    Seguramente muchos de vosotros habéis recurrido en algún momento a alguno de estos productos o conocéis a alguien que lo haya hecho. ¿Recordáis el resultado? En el mejor de los casos fue bueno y no tuvo repercusiones para vuestra salud (aunque muy poco duradero con total seguridad: el peso perdido se recupera enseguida) pero debemos recordar que los riesgos son grandes y hay casos que han costado la vida a algunos consumidores. Concretamente este tipo de dietas y productos milagro pueden:

    1. Provocar deficiencias de micronutrientes como vitaminas y minerales, que se traducen en síntomas tales como caída del cabello, debilidad de las uñas, mareos, astenia, etc. y/o situaciones de desnutrición.
    2. Provocar cambios metabólicos que faciliten la ganancia de peso futura y aumenten la dificultad para perderlo (el conocido efecto "yo-yo" y situaciones donde parece que "engorda hasta el aire").
    3. Favorecer el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria (bulimia, anorexia, etc.), de enorme gravedad y peor pronóstico que la propia obesidad.
    4. Empeorar el riesgo cardiovascular y, por lo tanto, favorecer la aparición de hipertensión, trombosis, infarto de miocardio, etc.
    5. Transmitir mitos alimentarios y conceptos erróneos sobre la obesidad y su tratamiento.
    6. Afectar negativamente al estado anímico y psicológico del paciente.

    Para evitar caer en una dieta milagro es imprescindible saber reconocerla. Todas cumplen, al menos, una de estas características:

    1. Prometen resultados rápidos.
    2. Prometen resultados asombrosos o mágicos (ej.: "cura milagrosa", "ingrediente secreto", "antiguo remedio", "punto de estimulación del hambre", "termogénesis" etc.).
    3. Prohíben el consumo de un alimento o grupo de alimentos.
    4. Contienen afirmaciones que contradicen a colectivos sanitarios de reputación reconocida.
    5. Incluyen relatos, historias o testimonios sin documentar, para aportar credibilidad.
    6. Se pueden autoadministrar o implementar sin la participación de profesionales sanitarios cualificados ("hágalo usted mismo").
    7. Contienen listados de alimentos buenos y malos.
    8. Exageran o distorsionan la realidad científica de un nutriente o alimento.
    9. Incluyen o se basan en el consumo de preparados que vende quien promueve el tratamiento dietético.
    10. Los preparados a consumir (productos dietéticos o similares) tienen un coste muy elevado si los comparamos con el valor económico de obtener los mismos resultados comiendo alimentos comunes.
    11. Garantizan los resultados o prometen devolver el dinero si no funciona.
    12. Contienen afirmaciones que sugieren que el producto es seguro, ya que es natural.
    13. Suelen desligarse de los posibles efectos adversos de su uso con frases parecidas a: "el autor o el fabricante no se responsabiliza de…".
    14. Contienen conclusiones simplistas extraídas de un estudio científico complejo o recomendaciones basadas en estudios insuficientes o mal diseñados y que, por tanto, no son fiables. Muchas veces se venden como "gran descubrimiento científico".

    La alimentación es un pilar básico de la salud y por ello debemos recurrir a profesionales sanitarios cualificados y formados para asesorar de forma individualizada a cada paciente que requiera modificar sus hábitos. Una de las funciones de los dietistas-nutricionistas es ayudar a perder peso sin riesgos, mediante la adopción de un estilo de alimentación saludable que pueda mantenerse en el tiempo y sin la necesidad de recurrir a ningún producto milagro. Como paciente, asegúrate siempre de que quien te atiende tiene la correspondiente titulación universitaria y está colegiado, y duda de aquellos que te vendan los productos que ellos mismos recomiendan.


    Texto elaborado por Elvira Francés, nutricionista de la Unidad de Obesidad de Quirónsalud Alicante

  • ¿Es cierto que engordamos un kilo cada año?

    kilo por añokilo por año

    "No entiendo nada. Desde hace unos años estoy ganando peso poco a poco y ya no sé qué hacer".

    Es una de las razones habituales por las que algunas personas acuden a nuestra Unidad de Obesidad y Nutrición en Quirónsalud Valencia, sobre todo a partir de determinada edad.

    ¿Cuál o cuáles son los motivos que nos hacen subir de peso cuando vamos cumpliendo años?

    El gasto energético basal (GEB) se reduce alrededor del 5% por década a partir de los 30 años. El GEB son las calorías consumidas por una persona en reposo, en ayunas y a temperatura ambiental agradable. La disminución de esta tasa metabólica está relacionada con la pérdida de masa muscular asociada a cumplir años, y significa que si tengo más de 30 primaveras, aunque mi ingesta de comida sea igual, y no mayor que hace diez años, ganaré algo de peso.

    ¿Podemos evitar esta pérdida de músculo y la consecuente caída de la tasa metabólica basal? La respuesta está en la práctica de ejercicio físico habitual, porque la actividad física puede incrementar este gasto entre el diez y el cincuenta por cien, dependiendo de la frecuencia, la intensidad y fuerza aplicada. El ejercicio físico no sólo consume calorías mientras es ejecutado, parece que aumenta el gasto de calorías en nuestro cuerpo, durante un tiempo muy variable después de terminarlo.

    El tiempo que nos pasamos sentados o realizando actividades asociadas a un gasto energético bajo también influye. A veces pensamos que acudir al gimnasio dos veces por semana es suficiente, que nos dará licencia para "liarnos la manta a la cabeza" durante el fin de semana; pero si hacemos el cálculo de las horas semanales que estamos activos, frente a las horas que pasamos sentados, ya sea en el trabajo o en casa, advertiríamos que el ingreso de comida, y por ende, de calorías, puede seguir siendo superior al gasto calórico. Así que resulta imprescindible que además del gimnasio, utilicemos poco el coche y evitemos los ascensores, en definitiva, que nos mantenernos activas/os el mayor tiempo posible.

    Comemos por apetito no por hambre. El apetito está más relacionado con el deseo y la apetencia de comer algo en concreto, con o sin manifestaciones de hambre; y el hambre, responde a la necesidad de comer, de cubrir nuestros requerimientos energéticos y nutricionales, de manera que cuando la sentimos, nos podemos comer cualquier cosa, ya sea un plato suculento, o las sobras que guardamos en la nevera el día anterior. Pensémoslo antes: ¿lo que sentimos es hambre o gula?

    Tenemos acceso a más variedad de alimentos y menos comida de verdad. Estamos rodeados de múltiples estímulos para comer más. La oferta de comidas en la calle y en restaurantes es infinita, ni digamos los anuncios publicitarios de alimentos y bebidas superfluas, los expositores de comidas para llevar son tentadores, y las propuestas de los restaurantes suculentas; sin embargo, el tiempo que dedicamos a cocinar e ir a casa para comer, es cada vez menor, y en la cesta de la compra no siempre abundan los alimentos básicos y frescos. Si tenemos que comer fuera de casa, es importante planificar el táper el día anterior, o incluso cocinar unas horas para toda la semana (lo que ahora llamamos batch-cooking). Si elegimos un restaurante, el plato único o el medio menú, dando prioridad a los alimentos de origen vegetal, sería una opción acertada.

    Cuando nos reunimos con familiares, amigos o clientes, comer poco o decir "no quiero más", parece no estar socialmente aceptado. Cuando los pacientes comparten conmigo esta situación en la consulta, les hablo de lo importante que es diseñar, antes del evento, estrategias que nos empoderen (por ejemplo, decidir no pedir postre dulce ese día, o pedir de primero una ensalada, o sentarse al lado de la persona que más cuida su salud), y que la aceptación del grupo, llegará con el tiempo (es normal que si antes bebíamos cerveza, incluso el camarero/a se adelante a sacarnos una caña antes de pedirla).

    Horarios laborales indeterminados o a turnos, favorecen que pasemos largos períodos de tiempo sin ingerir comida, de manera que llegamos a casa con demasiada hambre, y poca capacidad de controlar la ingesta, así que no es extraño que después de seis horas de trabajo sin comer nada, cortemos un poco de queso y piquemos unas patatas fritas mientras hacemos la cena. Llevarnos al trabajo tentempiés saludables, fáciles y rápidos sería una solución (p.ej. fruta cortada, yogur líquido bajo en azúcar, frutos secos tostados).

    Otro factor relevante es el estrés. Liberamos la hormona cortisol cuando estamos en condiciones de estrés, esta situación estimula la secreción de insulina para mantener la glucosa en sangre en modo "alerta", y como consecuencia, se produce un aumento del apetito. El estrés crónico con niveles de cortisol a menudo altos, también puede producir cambios no favorables en el apetito.

    Por si fuera poco, el hábito de comer dulces ante el estrés puede ser fisiológicamente satisfactorio, parece estar relacionado con un mayor movimiento de triptófano al interior del encéfalo, que afecta a los niveles de serotonina, y que provoca un efecto "calmante", con el resultado de que aprendemos a buscar azúcar en momentos de estrés.

    Aprende a desconectar, prueba a poner tu propio nombre en la agenda, haz un hueco para ti, practica yoga, realiza un curso de mindfulness


    Como podemos ver, hay muchos factores relacionados con la ganancia de peso, de ahí la conveniencia de tratar este problema en equipo multidisciplinar, consúltanos.

    Texto elaborado por Rocío Práxedes, dietista-nutricionista de la Unidad de Obesidad de Quirónsalud Valencia

  • Cómo controlar nuestro peso en verano


    Control de peso en veranoControl de peso en veranoEs habitual que durante las vacaciones, tengamos más encuentros con familiares y amigos alrededor de la comida; además, como queremos descansar del trabajo o estamos de viaje, comer fuera de casa y sin planificación también es más frecuente. Cuando termina el verano, las temidas consecuencias de todo esto, son el aumento de peso corporal y de la insatisfacción con nuestra imagen corporal. Tomar medidas antes, en lugar de arrepentirnos luego, es posible, te ayudamos a controlar tu peso en el período estival.

    Estrategias para no ga para mejorar tu salud

    • Entre comidas, opta por bebidas naturales cuya base sea la fruta o la verdura, por ejemplo: gazpacho andaluz, gazpacho de yogur (yogur natural, pepino, pimienta blanca, menta, aceite y sal), zumo de tomate, zumo de naranja, incluso gaseosa con el zumo y la pulpa de un limón o lima, zumo de manzana y zanahoria, batido de leche y fruta, el secreto en esta época del año está en servirlas muy frías o con hielo.
    • En las comidas o cenas fuera de casa, elige primeros platos o aperitivos ligeros, es decir: ensaladas, mejillones al vapor, tellinas, cremas de verduras frías, boquerones en vinagre… aportan muy pocas calorías.
    • En cuanto al plato principal, opta por aquél con mayor contenido en alimentos de origen vegetal y por las preparaciones sencillas, por ejemplo: tartar de salmón con tomate, aguacate, cebolla y brotes verdes, salteado de pasta con tomates cherries, brócoli y gambas, paella de verduras con guisantes… Las técnicas culinarias como salteados, papillote, plancha, parrilla, horno requieren menos aceite que otras formas de cocinar, y en las ensaladas, podemos controlar cuánto aceite utilizamos para el aliño. Cuando comamos pescado, carne o huevos, igualmente la proporción de verduras en el plato, tiene que ser superior a la del alimento proteico.
    • Preguntar no es ofender, cuando el nombre del plato que aparece en la carta del restaurante no sea orientativo, pregunta al camarero por los ingredientes que contiene y el tamaño de ración, no te encuentres luego con la tentación de enfrentarte a un bocadillo XL o a una ensalada que lleva más queso y embutido que vegetales.
    • Consume helados elaborados con fruta congelada y yogur. Es tan sencillo como triturar un yogur natural de bajo contenido en azúcares (4-6%) con trozos de fruta congelada.
    • La prohibición no funciona casi nunca; en lugar de pensar en qué alimento o bebida tienes que evitar este verano, ponte el reto de incluir más alimentos y bebidas saludables (una ración más de fruta, una ensalada cada día, un vaso de agua antes de empezar la comida o la cena…), lo que consigues con ello es desplazar el consumo de los alimentos menos sanos a una posición inferior, y así, el aporte calórico diario será más bajo.
    • Por último, añade un objetivo de ejercicio físico este verano. Ahora que dispones de más tiempo, y aprovechando la visita de familia y amigos, no quedes con ellos sólo para comer, recuerda que cuando éramos niñas/os, la prioridad era saltar y correr, nos tenían que recordar el acto de comer.

    Texto elaborado por Rocío Práxedes, dietista-nutricionista de la Unidad de Obesida Quirónsalud Valencia

  • Por qué aumentamos de peso con la edad

    Peso y edadPeso y edad

    Seguro que alguna vez te has planteado que pesas más que cuando eras joven o has ido al armario y visto el traje con el que te casaste y pensado, madre mía quien se puede meter ahí ahora.

    Probablemente al principio casi no lo notemos. La ropa nos queda un poco más justa, vemos nuestra barriguita o cadera con más volumen, etc.

    Lo cierto es que a medida que pasan los años, y sin alterar nuestros hábitos alimenticiosEste enlace se abrirá en una ventana nueva (o eso creemos), los centímetros de cintura van ascendiendo. La mala alimentación, el sedentarismo o los medicamentos pueden hacer que ganemos peso. Podríamos valorar muchos factores que inciden en nuestro aumento de peso pero en líneas generales me gustaría destacar estos tres:

    1. El ritmo de vida o lo que es lo mismo: el estrés
    El estrés afecta a la capacidad del cuerpo para optimizar la forma en que procesa los nutrientes y los alimentos, lo que también suele llevar a comer de forma menos sana e incluso a comer en exceso (y por ello aumentando la ganancia de peso). A medida que envejecemos y asumimos más responsabilidades, la tensión aumenta y con ello el estrésEste enlace se abrirá en una ventana nueva. Este estrés tiene otra serie de efectos sobre la salud más allá de aumentar peso como una función inmune más baja, presión arterial alta y

    2.Inactividad física y pérdida muscular

    La energía que tenemos de niños y el hecho de que estemos prácticamente siempre en movimiento hace que rara vez los niños estén fuera de un peso normal (obviamente dependerá también del sedentarismo o hábitos alimenticios que tenga esa familia).Con el paso de los años, pasamos cada vez más tiempo sentados ( estudiandoEste enlace se abrirá en una ventana nueva, trabajando) y cuando llegamos a la madurez, somos mucho menos activos. Esta falta de actividad física conlleva una pérdida de músculo conocida como sarcopenia (perdemos entre un 3-5% de masa muscular cada 10 años a partir de los 30) y un consecuente aumento de la grasa.

    3.Disminuciones hormonales
    El proceso de envejecimiento se asocia a menudo con una disminución significativa de muchas hormonas incluyendo la hormona del crecimiento, el estrógeno, la progesterona, la testosterona y las dos hormonas tiroideas. Esta disminución natural comienza alrededor de los 30 años de edad y a los 65 años, estos niveles están por debajo de los límites inferiores de lo considerado normal en individuos jóvenes y sanos. Esta bajada general de hormonas provoca un aumento de la grasaEste enlace se abrirá en una ventana nueva abdominal, trastornos del sueño, del humor o la pérdida de fuerza muscular.

    Soluciones para controlar el peso con los años

    Una vez expuestos los hechos y apoyados con datos hablemos de soluciones para intentar alargar al máximo este inevitable proceso que seguirá nuestro cuerpo con el devenir de los años.

    Hablamos de llevar una vida saludable que contemple algunos aspectos básicos:

    Realizar ejercicio moderado y asiduamente. Sería conveniente desplazarse andando a los sitios siempre que se pueda, utilizar las escaleras en lugar del ascensor, apuntarse a alguna actividad, deporte o distracción que implique movimiento, dedicar un tiempo al día al estiramiento de nuestros músculos, etc.

    Tener una dieta nutritiva y calóricamente equilibrada a nuestra edad, altura y oficio.

    Ingesta de agua. Me he reservado este apartado para el final debido a la importancia que tiene el agua no solo para la pérdida de peso sino para el funcionamiento correcto de nuestro cuerpo y el bienestar general.El agua es la base para que nuestro cuerpo se hidrate y funcione, es la lubricación de nuestros órganos y punto de partida para que todo vaya bien. Si nuestro organismo detecta que no recibe suficiente agua empieza a retener líquidos para reservas en caso de necesidad y esa retención de líquidos nos hace aumentar de peso.La cantidad de agua que se debe consumir es de 32 ml diarios por cada quilo de peso. Así una persona de 60 kg debería consumir 1920ml de agua a lo largo de todo el día o lo que es lo mismo casi cuatro botellas de medio litro. Mi pregunta final es ¿estás bebiendo toda el agua que necesitas para conseguir una pérdida de peso?

    Un profesional de la nutrición nos podrá enseñar lo que nos conviene a nivel personal, dándonos los consejos oportunos que nos servirán para el resto de nuestras vidas. Está claro que cada persona deberá tener unos hábitos alimenticios acordes a sus medidas corporales y actividad física que realiza a lo largo del día (dígase su oficio o deporte que practica).

    Por tanto no se debe entender la dieta como algo generalizado y válido por igual para todo el mundo, si bien es cierto que existen unas bases para todos.


    Texto elaborado por Mari Carmen Díaz, dietista-nutricionista de Quirónsalud Alicante


  • Si quieres prevenir el cáncer controla el peso


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    La Fundación Mundial para la Investigación del Cáncer (World Cancer Research Fund International, WCRF) advierte que la extensión del estilo de vida occidental en el mundo provocará un aumento de 58% en la prevalencia de cáncer, con 24 millones de casos nuevos previstos para el 2035. Por su parte la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (International Agency for Research on Cancer, IARC) de la OMS indica el papel de la obesidad como promotor del cáncer afirmando que eliminar el exceso de grasa corporal es un factor protector frente al mismo. Asimismo, informa que la asociación sobrepeso-cáncer, principalmente de colon e hígado en la adolescencia es similar a la de los adultos.

    Entre los cánceres más ligados a la obesidad se encuentran el cáncer de endometrio donde la obesidad cuadriplica su probabilidad; el cáncer de esófago cuya probabilidad se duplica en caso de sobrepeso y se cuadruplica en caso de obesidad; el cáncer de hígado cuya probabilidad se duplica especialmente en el varón; el cáncer de colon cuyo riesgo aumenta un 30% proporcionalmente al IMC; y el cáncer de mama que, especialmente tras la menopausia, la obesidad aumenta su riesgo un 20-40%.

    Entre los mecanismos que asocian obesidad y cáncer se encuentra el fenómeno inflamatorio crónico que ocasiona la obesidad y que daña el ADN, además de placas de ateroma que obstruyen las arterias. La obesidad a su vez es el origen múltiples patologías que, en algunos casos son el desencadenante de diferentes tumores como la esofagitis, la colelitiasis, la colitis ulcerosa o el hígado graso. Así mismo, mediante la acumulación y producción aumentada de estrógenos en el tejido graso aumentamos el riesgo de cáncer de mama, ovario y endometrio.

    Además, la obesidad es causa de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2, lo que aumenta los niveles de insulina y factor-1 de crecimiento (IGF-1) en sangre y provoca la aparición de cáncer de colon, riñón, próstata y endometrio.

    La obesidad, además de aumentar el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer disminuye la calidad de vida, reduce la supervivencia al aumentar el riesgo de recidiva, y empeora el pronóstico.

    El objetivo contra la Obesidad debe ser la constancia, la dieta sana, el ejercicio y el equilibrio de la balanza energética. Cuando los pacientes fracasan en este intento o, debido al peso excesivo y las enfermedades asociadas indicamos el abordaje mediante cirugía Bariátrica y metabólica realizado con técnicas mínimamente invasivas para corregir el exceso de peso y resolver las comorbilidades.

    En la Unidad de Obesidad de Quirónsalud Valencia promovemos esos valores y reforzamos las buenas prácticas con medidas higiénico-dietéticas para mejorar la salud integral de nuestros pacientes, adultos y adolescentes

    Texto elaborado por el doctor Carlos Sala. Cirujano Bariátrico y Metabólico. Jefe de la Unidad de Obesidad de Quirónsalud Valencia

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Blog realizado por especialistas de los Hospitales Quirónsalud Murcia, Torrevieja y Valencia donde encontrarás consejos de expertos profesionales de la nutrición, la psicología, la medicina deportiva y la cirugía para que tu camino hacia el objetivo de un peso saludable y una vida más plena sea más sencillo y alcanzable.

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