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Blog de Medicina Deportiva del Grupo Quirónsalud

  • ¿Sabes en qué consiste el codo de tenista?

    Dr. José Tabuenca, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid


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    ¿Conoces el término codo de tenis? Una serie de lesiones que surgen por el sobreesfuerzo que se caracterizan por presentar dolor y malestar en la región externa o interna del codo y que afectan, sobre todo, a la inserción de los tendones flexores y extensores del antebrazo y de la muñeca. Sin embargo, y a pesar del nombre con el que se conoce la lesión, los deportes de raqueta son la causa directa de tan solo el 5% de los casos.

    De hecho, estas lesiones se producen con mayor frecuencia al realizar actividades de la vida cotidiana que suponen esfuerzos repetitivos de los músculos del codo. Por ejemplo, al trabajar con ordenadores, realizar tareas del hogar, o desempeñar su labor profesional en la construcción, la jardinería o la carpintería. En concreto, se puede considerar que una de las mayores causas que generan este problema en el siglo XXI es el abuso o mal uso de ordenadores, tabletas digitales y teléfonos.

    Uno de los problemas más importantes de las personas a las que se diagnostica codo de tenista es que se cronifica con facilidad al no ser diagnosticada y tratada de forma adecuada y con rapidez. En al menos un 20% de los afectados por codo de tenista, los síntomas pueden persistir más de un año. Si la duración de la lesión se alarga, puede resultar invalidante y ser más difícil de tratar.


    ¿Por qué surge el codo de tenista?

    codo 2codo 2Existe controversia en lo que se refiere a la causa que origina el codo de tenista. La lesión básica podría ser una rotura visible o microscópica en la inserción de los músculos en epicóndilo o epitroclea. Los pacientes sienten dolor al coger un peso o al apretar para saludar con la mano y, en los casos más severos, tienen dolencias incluso en reposo.

    La exploración clínica muestra dolor selectivo localizado sobre el epicóndilo o epitroclea, en el origen muscular, que se extiende difusamente por la cara externa o interna del codo. Este dolor se incrementa con la extensión o flexión contra resistencia de muñeca y dedos. Aunque el diagnóstico es clínico, si no mejora con un tratamiento inicial, es recomendable realizar una ecografía o resonancia que podrían mostrar alteraciones en los músculos del codo.

    En lo que se refiere al tratamiento, siempre se debe iniciar de forma conservadora, y se deben considerar tres componentes principales: protección, disminución de la inflamación y fortalecimiento de los músculos y tendones.

    Las medidas de protección incluyen la modificación del tiempo o intensidad de aquellas actividades deportivas o laborales que agravan el dolor, con la realización de descansos y estiramientos. Asimismo, la utilización de brazaletes o coderas, con un ancho de entre cinco a seis centímetros, ayuda a que haya menos tracción en la zona de inserción del músculo y, por consiguiente, menos dolor.

    Para disminuir la inflamación del tendón, se puede aplicar hielo masajeando suavemente la zona dolorida durante cinco minutos. También se pueden emplear distintas modalidades de fisioterapia, como masajes de fricción, ultrasonidos, iontoforesis, técnica EPI y medicación antiinflamatoria.

    Si con estas medidas no se mejora, pueden estar indicadas las infiltraciones con corticoides o plasma rico en plaquetas en la zona de máximo dolor. Para evitar recaídas, los tenista que lo padecen necesitan una evaluación del gesto que realizan y modificación de este si fuera necesario.

    Se han descrito diferentes técnicas quirúrgicas, dirigidas a disminuir la tensión que ejercen los tendones extensores sobre el epicóndilo, con la desinserción del mismo y favoreciendo la vascularización del hueso subyacente mediante perforaciones.

    En la actualidad se utilizan para ello, además de la cirugía abierta convencional, técnicas semiinvasivas como la artroscopia de codo. A los tres meses, los pacientes vuelven gradualmente a su rutina.

  • ¡Cuidado con el giro de muñeca al golpear la bola!

    Dr. José Tabuenca, jefe del servicio de Traumatología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid

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    Las lesiones en la muñeca son cada vez más frecuentes en personas que practican deportes de raqueta. Es importante prevenirlas, o en el caso de que ya se padezcan, tratarlas ya que son lesiones que acaban afectando a la capacidad competitiva del deportista.

    Esta lesión puede ser el resultado de un solo evento traumático, pero la mayoría se debe a movimientos crónicos repetitivos en los que suelen verse afectados tendones, ligamentos, huesos y nervios, y pueden darse tanto en la muñeca dominante, debido a los giros al golpear la bola, o en la no dominante, sobre todo en jugadores que realizan el revés a dos manos.

    Las lesiones en las muñecas también son frecuentes en personas que practican pádel y han jugado previamente al tenis, dado que siguen realizando giros de muñeca al golpear con la pala, aunque este gesto no deba realizarse en pádel.

    La lesión más frecuente en las muñecas de los tenistas son los daños en los tendones, denominadas tendinitis. El dolor se puede describir por su ubicación: radial (lado del pulgar) o cubital (lado del meñique), y puede presentarse con una variedad de síntomas que van desde un click molesto hasta un dolor más acusado.

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    El más común es el que se produce en el lado cubital, aunque en ocasiones es muy complejo de diagnosticar. Pueden estar involucrados tendones y ligamentos, además de una estructura llamada fibrocartílago triangular que da estabilidad y absorbe los impactos entre la mano y la muñeca a la hora del golpeo.

    El tratamiento en la mayoría de los casos incluye reposo, hielo, muñequera semirrígida, vendajes funcionales, antiinflamatorios y, en ocasiones, infiltraciones. Si hay roturas de tendones, del fibrocartílago o lesiones de ligamentos puede ser necesario un tratamiento quirúrgico, que debe ser realizado por un experto y preferiblemente a través de artroscopia, una técnica semiinvasiva realizada por orificios pequeños.

    Pero, la mejor manera de prevenir la aparición de estas lesiones es escogiendo la raqueta con el tamaño apropiado de agarre, tensión adecuada y, desde pequeños, enseñar y entrenar una técnica correcta.

  • El ejercicio físico, recomendable para pacientes con cáncer

    Dr. Guillermo López Vivanco, jefe de servicio de Oncología Médica del Hospital Quirónsalud Bizkaia.


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    Todos sabemos que la práctica deportiva de forma regular es, junto con una nutrición equilibrada y evitar hábitos tóxicos como fumar o el consumo de alcohol y otras sustancias nocivas para nuestro organismo, uno de los pilares fundamentales para gozar de una buena salud. Así, podemos afirmar que el deporte es beneficioso tanto para el cuerpo como para la mente, sin llegar a casos extremos en el que se invierte la situación, pues toda actividad física llevada al límite puede ocasionar algún tipo de trastorno.

    Desde hace ya varios años se investiga la relación que tiene la práctica deportiva con ciertas patologías, como, por ejemplo, el cáncer. De hecho, se ha demostrado en estudios realizados en grupos de población muy amplios que, en algunos tumores, la práctica del ejercicio o del deporte tiene un efecto preventivo sobre su aparición. De hecho, es especialmente beneficioso para el cáncer de mama y el colorrectal y, parece ser, que también podría ser efectivo para el cáncer de pulmón y de endometrio.

    Partimos de la base de que toda aquella persona con una situación psíquica y física positiva tendrá más posibilidades de recuperarse de cualquier enfermedad, entre ellas cualquier tipo de cáncer, que una persona que no está en esa misma condición. Una mejor condición física normalmente se acompaña de una buena situación psicológica y nos ayuda a enfrentarnos a la enfermedad y al reto que supone el tratamiento. Además, generalmente, las personas que practican alguna actividad física o deporte suelen llevar hábitos de vida saludables y tienen una mejor condición para afrontar este tipo de enfermedad.

    Pero ¿cómo lo ponemos en marcha? Hay que destacar que un paciente oncológico puede realizar ejercicio físico, pero debe tratarse siempre de una actividad controlada y pautada en función de su situación clínica, su enfermedad y tratamiento. No hablamos de ponerse unas zapatillas y salir a correr, sino de hacer una serie de ejercicios monitorizados, regulados y con seguimiento por parte de profesionales de esta especialidad.

    Desde hace años se viene realizando, fundamentalmente, en pacientes en tratamiento con quimioterapia, un seguimiento y pauta regular de la práctica de actividades aeróbicas tres días en semana, combinados con ejercicios de resistencia, y se ha advertido que mejora la calidad de vida de los pacientes. Se observan mejoras en la toxicidad subjetiva, es decir, disminuye el cansancio y la pérdida de apetito, por ejemplo. Lo que no mejora es la toxicidad de medicamentos sobre la sangre, leucocitos o hematíes. Esta práctica está totalmente incorporada a la actividad asistencial en pacientes con cáncer en países como Australia, donde se pauta ejercicio programado durante el tratamiento y una vez finalizado este.

    Se ha demostrado, además, científicamente que la actividad física prequirúrgica puede ayudar a aliviar los efectos negativos de la cirugía, manteniendo así una capacidad funcional y una fuerza muscular normal en la medida de lo posible. De este modo, es posible reducir el dolor, depresión y fatiga. Y también puede ayudar a disminuir las complicaciones pulmonares posoperatorias y el tiempo de hospitalización del paciente.

    Después de haber finalizado el tratamiento es habitual, especialmente en pacientes que han pasado por quimioterapia, que pierdan función cardiorrespiratoria y una forma de recuperarla es realizar un ejercicio programado y progresivo en función de sus posibilidades. Esto va a mejorar su capacidad cardiorrespiratoria y alcanzar un rango de práctica normalidad en lo que se refiere a esa función vital para nuestro organismo. Es más, sirve también como efecto beneficioso porque se encontrarán mejor física y anímicamente.

    IMG-20201013 CRONICA 5IMG-20201013 CRONICA 5En este sentido, hay programas que se centran en concienciar sobre la importancia de la práctica deportiva la vez que se visualiza una patología que afecta cada día a más personas en el mundo. Es el caso del Reto Pelayo Vida que, desde 2015, reúne cada año a mujeres dispuestas a dar esperanza a todas aquellas que se encuentran en la misma lucha que ellas pasaron con éxito, enfrentando diferentes retos deportivos. Este año, las cinco participantes en esta aventura darán la vuelta a la península Ibérica en vela, en tres etapas. Partieron desde Bilbao el 12 de octubre y finalizarán en Barcelona el próximo 26 de octubre, tras dos paradas intermedias en Málaga y Valencia. Un reto en el que el Grupo Quirónsalud repite por quinta edición consecutiva como proveedor médico oficial, después de haber participado en las ediciones Trasatlántica 2016, Polar 2017, Annapurna Bike 2018 y Los Andes 2019.

    Como conclusión, podemos afirmar, sin lugar a dudas, que el deporte puede prevenir la aparición del cáncer, además de ayudar a mejorar durante el periodo de tratamiento y mantener un buen estado de salud una vez se haya combatido esta enfermedad, evitando, de esta manera, el riesgo de recaer.

  • Fuerza y cardio, ponte en forma después de Navidad

    Alejandro Escolar, fisioterapeuta del Centro Médico Ruber Internacional.


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    Entre los múltiples propósitos que el año nuevo trae consigo, uno de los más populares es el de mejorar nuestra forma física. Todavía con el peso de la culpa por los excesos gastronómicos de las Navidades, tendemos a plantearnos objetivos que muchas veces no son realistas. Soñamos con perder peso, recuperar agilidad y reencontrarnos con nuestra mejor versión.

    El problema suele ser que queremos resultados de inmediato, y esa impaciencia a menudo nos impulsa a cometer errores: dietas ultrarrestrictivas, un plan de ejercicio físico que no se adapta a nuestras capacidades… El resultado, muchas veces, es el contrario al deseado y se traduce en el abandono de esos buenos propósitos apenas unas semanas después de iniciados.

    Si no queremos que este año nos ocurra lo mismo, nos interesa identificar esos errores y corregirlos. Y puede ser un buen momento para ello: al fin y al cabo, estamos inmersos en unos tiempos extraños en los que todo cambia a velocidad de vértigo; podemos, por tanto, aprovechar para hacer las cosas de manera diferente e intentar, así, ser más eficaces en la consecución de nuestros objetivos.

    Para lograr esa eficacia, será necesario, en primer lugar, que el ejercicio que nos propongamos se ajuste tanto a nuestras capacidades como a nuestros intereses. A nuestras capacidades porque ponerse en forma o prepararse para hacer un deporte de forma segura requiere tiempo para que el sistema cardiovascular, los músculos y los huesos del cuerpo se adapten a las nuevas cargas e intensidades fisiológicas.

    Y a nuestros intereses también, porque no nos servirá de nada hacer un ejercicio que no nos guste. Una actividad puede quemar muchas calorías, pero, si no nos gusta, terminaremos por abandonar. Es mucho más importante elegir algo con lo que disfrutemos, aunque sus beneficios sean más modestos. En otras palabras: si no nos gusta pedalear y, en cambio, nos encanta bailar, más nos valdrá apuntarnos a clases de salsa y no de 'spinning'. Ajustando el ejercicio a nuestras aptitudes y a nuestros gustos, estaremos consiguiendo un doble objetivo: prevenir lesiones y evitar dejarlo a la primera de cambio.

    A partir de aquí, ¿qué modalidad de ejercicios puede ser la más adecuada para ponernos en forma y perder peso? Tradicionalmente, hemos oído que el ejercicio aeróbico de larga duración y baja intensidad —como caminar, hacer bici, nadar…— era el más adecuado para todo tipo de personas. Y, ciertamente, la evidencia científica acerca de sus beneficios sobre el sistema cardiovascular es abrumadora.

    Pero, en los últimos años, las recomendaciones han cambiado y la tendencia es recomendar también ejercicios anaeróbicos. "Ahora se tiende a combinar ejercicios de fuerza con otros de trabajo cardiovascular. Esta combinación ha demostrado una gran eficacia en los programas para perder peso. Durante mucho tiempo, se pensó que pesas, mancuernas, barras y máquinas eran propias de quienes únicamente buscaban muscularse. Era raro el médico que recomendaba este tipo de ejercicio a sus pacientes. Pero la última década ha dejado un reguero de investigaciones que confirman los beneficios que reporta el entrenamiento de fuerza.

    Por ejemplo, en 2015, investigadores de la Universidad del Sur de Maine han descubierto que el entrenamiento con pesas quema hasta un 71% más de calorías de lo que se pensaba. Y un reciente estudio, el mayor análisis publicado hasta la fecha acerca de cuál es el mejor tipo de entrenamiento para las personas con sobrepeso, apunta que combinar entrenamiento aeróbico de alta intensidad y entrenamiento de fuerza de alta carga genera los mejores resultados.

    El entrenamiento aeróbico favorece, entre otras cosas, la reducción del tejido adiposo y mejora los niveles de las hormonas implicadas en la reducción de la grasa abdominal. El entrenamiento de fuerza ayuda a incrementar la masa corporal magra y el metabolismo basal.


    ¿CÓMO PODEMOS ENTRENAR?

    • Si nunca hemos hecho ejercicios de fuerza y queremos comenzar, debemos aprender a hacerlo bien. Lo ideal sería ponerse en manos de un profesional, pero, si en este momento no te es posible, puedes probar a ver vídeos fiables, realizados por fisioterapeutas, en los que te enseñen cuál es la técnica correcta.

    • iStock-961254774iStock-961254774La fuerza no necesariamente se trabaja con grandes pesos. Hay una forma de entrenamiento en fuerza por la que se vencen resistencias medias o ligeras haciendo muchas repeticiones.

    • Si no tienes una mancuerna o una 'kettlebell', puedes utilizar una mochila con peso, botellas de agua, paquetes de arroz…

    • Los programas de entrenamiento basados en metodología HIT, en los que se hacen rutinas aeróbicas muy cortas, pero muy intensas, son eficaces para conseguir resultados. Pero, al ser de alta intensidad, están indicados para personas que ya tengan una buena forma física. Si no es tu caso, mejor opta por comenzar con una intensidad moderada para intentar ir aumentándola progresivamente.

    • Y no olvides calentar y estirar antes de comenzar los ejercicios, porque ayuda a aumentar la temperatura del cuerpo, activa la musculatura y las conexiones neuromusculares, lo que reduce el riesgo de lesiones.

  • ¿Cuáles son las técnicas más innovadoras en infiltraciones?

    Doctor José Luis Doreste Blanco, director médico del departamento de Traumatología y Cirugía Ortopédica (Icatme) del Hospital Universitari Dexeus.


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    La infiltración suele ser una técnica habitual para recuperar la movilidad, acelerar la curación y disminuir el dolor de una articulación, nervio, tendón o músculo cuando hay un proceso de inflamación localizado. Es un procedimiento que consiste en inyectar una sustancia, normalmente analgésica, en la zona afectada.

    Para realizar la infiltración en el lugar exacto, se suele utilizar un ecógrafo, que ayuda a guiar la aguja hacia el punto concreto y, así, no perjudicar tejido sano. Normalmente se inyecta un analgésico local y un antiinflamatorio con corticoides o con ácido hialurónico. Dependiendo de cada caso, se decidirá si es necesario también infiltrar sustancias vasoconstrictoras o vasodilatadoras. Este tipo de infiltraciones se suele utilizar sobre todo en lesiones articulares leves como condropatías de grado I y II —lesiones del cartílago de la rodilla—, bursitis —inflamación de la bolsa que protege y amortigua los huesos, músculos o tendones— o tendinitis —inflamación de los tendones—.

    La cortisona, pese a la mala fama que la rodea, sigue siendo un fármaco muy usado por su eficacia para eliminar o reducir la inflamación. Cuando se inyecta directamente en la articulación, pasa muy poco a la sangre, por lo que apenas afecta al resto del organismo. Es aconsejable, eso sí, no realizar más de tres infiltraciones al año en la misma zona con corticoides, porque podría tener efectos secundarios como despigmentación cutánea. El ácido hilaurónico, por su parte, es un material viscoso cuyo fin es amortiguar la articulación ayudando al cartílago o tendón dañado. La infiltración mejora la hidratación de los tejidos, estimula el crecimiento celular y la reparación.


    PRODUCTOS BIOLÓGICOS

    Doctor Ignacio Ginebreda Martí, director del departamento de Traumatología y Cirugía Ortopédica (Icatme) del Hospital Universitari Dexeus.


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    Las técnicas más innovadoras en infiltraciones son las que utilizan productos biológicos procedentes del plasma del propio paciente. El plasma rico en plaquetas y factores de crecimiento de los fibroblastos, conocido como PRP, puede regenerar el tejido, además de lubricar la articulación y disminuir la inflamación.

    El plasma se obtiene de la sangre del paciente que, después de un centrifugado especial, se asila y concentra los factores que serán los encargados de la reparación. Esta técnica está indicada sobre todo para lesiones musculares graves que presentan hematoma en el músculo. Se aplica en una única sesión y su efecto dura varios meses. Además, no tiene efectos secundarios, al utilizarse sustancias del propio paciente.

    También se manejan las infiltraciones con células madre mesenquimales (CMM), células que se encuentran en la médula ósea y son importantes para producir y reparar tanto el hueso como el cartílago y la grasa de la médula ósea. Este es un procedimiento que se utiliza sobre todo en artrosis avanzadas y en procesos degenerativos. Es un método más costoso e invasivo que en algunos casos debe combinarse con cirugía.

    Cuando existe una lesión que requiere someterse a una infiltración, se debe tener en cuenta que es una solución provisional. Es muy importante que el médico especialista conozca la causa de la lesión para llevar a cabo el tratamiento adecuado. Normalmente, con un ciclo de tres infiltraciones se nota mejoría.

    Cuando un paciente se somete a una infiltración, debe asegurarse de que no es alérgico a la sustancia que se le va a inyectar. Se debe tener cuidado también con aquellos pacientes hipertensos o que sufren enfermedades cardiacas, ya que los fármacos son antiinflamatorios y podrían tener resultados menos favorables.

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La actividad deportiva se ha instalado de manera definitiva en nuestro día a día, tanto a nivel profesional como de aficionado. Y es que mantenernos activos gracias a la práctica de algún deporte se ha convertido en un elemento fundamental para disfrutar de una vida saludable gracias a sus múltiples beneficios físicos y psicológicos. Si quieres conocer todo lo que el deporte puede hacer por ti, y cómo practicarlo de forma segura, en este blog podrás encontrar los mejores consejos de nuestros expertos en medicina deportiva.

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