Alergia a los ácaros

Acaban las vacaciones, recogemos la decoración navideña y…a los papás nos toca limpiar la casa (¡que seguro que en estas fiestas hemos dejado esta tarea un poco más de lado!).

Hoy hablaremos sobre la alergia "al polvo de casa". ¿Alguna vez os ha puesto vuestro hijo la excusa de "tengo alergia al polvo" para no ordenar y limpiar su habitación?

Pues vamos a definir los términos y a ver la diferencia entre tener alergia al polvo o, simplemente, a limpiar. Nos referimos a "alergia al polvo" cuando en realidad queremos referirnos a la alergia a los ácaros, pero claro, el polvo es la principal fuente de alérgenos del interior de las viviendas.

Ácaros

¿Qué son los ácaros?

Pero, ¿qué son los ácaros? Pues son animales muy pequeños, de la familia de las arañas, que miden aproximadamente medio milímetro de longitud y que se alimentan de las sustancias que hay en el polvo de las casas (fibras de los tejidos, descamación de la piel de las personas y de los animales, restos de insectos, hongos, etc.).

Estos bichitos prefieren lugares oscuros y con humedad; por eso hay más en las zonas de costa. Van disminuyendo con la altitud y hay menos en zonas de meseta y casi ninguno en las de montaña.

Ahora que ya conocemos qué son los ácaros, nos preguntaremos: ¿cómo producen los síntomas a las personas? Los ácaros no penetran en el cuerpo humano, sino que desprenden unas partículas microscópicas que flotan en el aire y que, al ser inhaladas o entrar en contacto con las mucosas, producen los síntomas en los ojos, nariz, pulmones y en la piel de los alérgicos.

Medidas a tomar en cuenta y adoptar

Así que, aquí tenéis algunas de las medidas que debemos llevar a cabo para evitar los ácaros.

Las instrucciones que os doy a continuación se deben de hacer en toda la casa en general, pero, especialmente, en el dormitorio del niño.

Se deben evitar en la medida de lo posible objetos que acumulen polvo y que resulten difíciles de limpiar: moquetas, alfombras, peluches (sí, los peluches acumulan también polvo), libros, cortinas pesadas, muebles tapizados, cojines, papel pintado en las paredes, excesivos adornos...

Cuando limpiemos, debemos intentar no levantar polvo barriendo o sacudiendo con un trapo o plumero. Conviene utilizar un paño húmedo para los muebles (secar bien después), aspirador (con filtro HEPA o de agua) y fregona para el suelo.

Los ácaros se acumulan especialmente en colchones, almohadas, sofás y cojines. Así que, si vuestro hijo tiene alergia al polvo y tenéis pensado cambiar el colchón, elegid uno macizo, de esponja, de látex o viscoelásticos, según os convenga más por comodidad y precio. Debemos alejarnos en la medida de lo posible de aquellos que sean de muelles, pues son huecos por dentro y favorecen la acumulación de los ácaros. La almohada conviene que sea también de alguno de estos materiales, evitando las de miraguano (fibra vegetal).

Y muchos me preguntáis en la consulta: ¿cómo hacemos para mantenerlos limpios? Pues el colchón, la almohada, los sofás y los cojines se deben higienizar con aspirador. Y como el sol elimina los ácaros, si es posible, ventilar y exponer el colchón y la almohada a los rayos del sol.

Para todos aquellos que no tenéis previsto cambiar de colchón, una alternativa es utilizar fundas anti ácaros, que impiden el paso de las partículas hacia el paciente. Más consejos sobre la ropa de cama: conviene que las sábanas, las mantas y los edredones sean sintéticos, evitando la lana y las plumas. Se deben de lavar a temperatura de 60º.

El aire acondicionado y la calefacción resecan el ambiente y, por tanto, son beneficiosos para disminuir la cantidad de ácaros. No olvidéis tampoco asear los filtros regularmente.

¡Y con estas indicaciones, empezamos 2018…! ¡Feliz año!