Asma, alergia y contaminación. Un cóctel explosivo

Hoy hablaremos sobre contaminación, asma y alergia, un explosivo cóctel que está muy de actualidad. En el área metropolitana de Madrid -aunque no es la única gran ciudad que sufre este grave problema- se registran cada vez con más frecuencia elevados niveles de concentración de dióxido de nitrógeno (NO2). Eso provoca que muchos de los papás que vienen a la consulta me pregunten si están en el origen del empeoramiento de sus hijos o si tienen relación con el incremento de las crisis de broncoespasmo.

Contaminación

No sé si sabéis que el NO2 es un contaminante ambiental que se produce fundamentalmente por las combustiones de los vehículos de motor. El 80% de sus emisiones procede del tráfico rodado y sus niveles en la atmósfera están aumentando en los últimos años por la mayor utilización de los diésel.

El NO2, al igual que otros productos de la combustión de los motores, como el dióxido de azufre (SO2), afecta a las vías respiratorias y agrava los síntomas de aquellos pacientes que están sufriendo episodios de infección de las mismas.

La exposición de corta duración al NO2, entre 30 minutos y 24 horas, a concentraciones superiores a 200 microgramos por m³, puede producir inflamación de la vía aérea en las personas sanas e inducir cambios en el bronquio terminal, favoreciendo la broncoconstricción. Además, puede ocasionar irritación de ojos, nariz, garganta, tos y sensación de ahogo.

Especial sensibilidad en los más pequeños

Los niños son especialmente sensibles, especialmente si padecen asma. Por eso, los pequeños y adolescentes, especialmente si tienen enfermedades respiratorias como hiperreactividad bronquial o asma, deben limitar sus actividades al aire libre, especialmente el ejercicio físico, al final de la tarde, ya que es el período de mayor contaminación. Hemos de evitar permanecer durante mucho tiempo en las zonas más contaminadas e, insisto, no exponerles al humo del tabaco.

Debemos evitar los ambientes cargados y ventilar bien las casas. Y, sobre todo, para no contribuir a la contaminación, procuremos movernos en bicicleta y en transporte público.

Nuestros pulmones y nuestros niños están en juego. Y no es un juego de palabras.